El pasado lunes 16 de diciembre, el Hotel Only You de Valencia fue el escenario de un encuentro muy especial. En esta ocasión para su aclamada iniciativa conocida como Meet the artist escogieron a Elísabet Benavent como protagonista, una de las autoras más queridas de la narrativa contemporánea en habla hispana. La entrevista, conducida por su editor, Gonzalo Albert, se acabó convirtiendo en una charla entre amigas en la que la autora analizó la esencia creativa detrás de sus novelas, los miedos con los que todavía lucha y los sueños que le quedan por cumplir. Además, también reveló alguna sorpresa entre ejemplares de sus libros y un delicioso cóctel, Coffe on the beach.
Escritora de éxito internacional con 25 libros publicados a lo largo de su carrera. Algunos de ellos llevados a la pantalla de la mano de Netflix y muchos traducidos a varios idiomas. Historias que han cautivado a millones de lectores al contar tramas que combinan humor, pasión y sensibilidad, reflejando la complejidad del amor y las relaciones humanas. Un fenómeno literario con nombre de mujer y apellido valenciano.
Quizás por a su humildad, su humor espontáneo o su naturalidad refrescante, se ha convertido en uno de los mayores referentes para varias generaciones, principalmente de mujeres. Sea lo que fuere, lo que no se puede negar es que Elísabet tiene algo innato que conecta con su público e inspira a quien la conoce en persona o a través de sus letras.
Los principios son sinónimo de ilusión
Le preguntan por el inicio de todo y la escritora gandiense sonríe con ternura cuando se recuerda a sí misma con 15 años escribiendo a mano relatos cortos repletos de inocencia y pasión adolescente. Años más tarde, cuando cumplió 25 y se mudó a Madrid confiesa que supo por primera vez lo que era sentirse en soledad. Pero no hay mal que por bien no venga, pues gracias a eso nació su primera novela, Valeria, que surgió como un intento por reencontrarse con sus amigas de toda la vida, aunque fuera a través de la ficción.
Escribir tiene que ver con el amor
A pesar de su éxito y una trayectoria que le respalda con creces, Benavent le guarda un respeto inmenso a la palabra “escritora”. Tal vez sea una de las claves de su éxito, “porque quiere decir que lo que haces te importa lo suficiente”, asegura convencida. Asimismo, cuenta que esos nervios del comienzo le siguen acompañando cada vez que empieza un proyecto nuevo, “de hecho si no lo sientes, creo que es mejor quedarse en casa”, contesta resuelta.
Sin embargo, aunque a ella misma no le guste el término y simplemente responda: “yo escribo” cuando le preguntan por su profesión, hay algo del proceso creativo de sus novelas que intriga y emociona a partes iguales. Porque algo que para muchos puede resultar muy difícil, para Elísabet escribir es como el amor, “tiene que ser fácil”, aclara.
A la intuición también hay que ponerle cabeza
Su proceso creativo es una mezcla entre intuición, la parte a la que se refiere como blanda y estudio, la parte dura. Es decir, una vez tiene clara en su cabeza la historia que quiere contar solo tiene que dejarla fluir y volcarla en el papel. No obstante, para darle forma y verosimilitud a su novela, enfrenta uno de los mayores retos: documentarse sobre temas muy diversos, como fue la cocina en su bilogía de Martina, para conformar a sus personajes. Ese rigor y exigencia, combinado con su estilo de escritura ha sido la fórmula clave para crear unos libros que han dado la vuelta al género romántico, dotándolo de humor, profundidad y humanidad.
Más allá de lo que puedan insinuar las críticas, Elísabet se siente cómoda con el término “comedia romántica”, porque su objetivo siempre ha sido entretener y emocionar a sus lectores. “¿Y cuál es el secreto para conseguirlo?”, le pregunta Gonzalo. “Leer mucho y de todo, porque a escribir se aprende leyendo”. A su propia contestación añade que el mejor lector es aquel que no tiene prejuicios, porque no debería haber “alta o baja literatura”, opina. Al indagar un poco en sus gustos personales, entre risas confiesa que ella no lee comedia romántica por miedo a contagiarse del estilo de otras escritoras, es por eso por lo que prefiere el thriller psicológico. Aunque si tuviera que quedarse con una autora, diría Isabel Allende, por considerarla la más completa, y La casa de los espíritus el libro al que siempre le gustaría volver.
Los libros de su vida
Aunque si hay unas novelas con las que se emociona, son por supuesto las suyas propias. Esas que le han cambiado la vida y guarda un recuerdo muy especial de cada una de ellas. Valeria es su niña, ese primer amor que sabes que no se volverá a repetir nunca de la misma forma. Mi elección, el más atrevido. Silvia, tiene alma de rock. Martina, es el amor de su vida. Sofía, sufrimiento.
Canciones y recuerdos, sabe a reencuentros con amigas. Mi isla, es delicado. Toda la verdad de mis mentiras, diversión. Un cuento perfecto, mágico más allá de las fronteras. El arte de engañar al karma vino de la mano de una época complicada. Con Todas esas cosas que te diré mañana se hizo mayor, porque fue el más difícil. Como no escribí nuestra historia es un trampantojo, nada es lo que parece. Esnob, un reto que todavía sabe a incógnita.
Por supuesto, la conversación también abordó el éxito de sus adaptaciones en Netflix, el proceso con Valeria, en un primer momento, le pareció abrumador, pero destaca lo bonito de la experiencia y el aprendizaje adquirido. Con Un cuento perfecto, recuerda la química de los actores y como todo encajó a la perfección. Además, quiso adelantar en exclusiva que en un futuro no muy lejano podría ser Toda la verdad de mis mentiras el libro que le diera una gran alegría en la pantalla.
“Y en qué te inspiras?”
Elísabet Benavent se inspira en las mujeres de su entorno: fuertes, porque son vulnerables y no tienen miedo a mostrarse rotas. Auténticas, que buscan alejarse de una perfección impuesta, “hay que despojarse de ser perfecto todo el rato, porque esa presión te ahoga y es sencillamente imposible mantenerlo”, afirma rotunda.
También, y como no podría ser de otra manera, se inspira en el amor. Pero no en la idea de amor que bebe de la tradición romántica antigua, si no de ese concepto que defiende que el amor es una elección, “es elegir quedarse todos los días”, resume. Y aunque a veces resulte duro comprobar que el amor no lo puede todo, no es algo que te complete o mucho menos te defina, “porque no somos medias naranjas, en realidad somos un tuti frutti”, bromea la escritora.
Ahora que la conocemos un poco más, resulta sencillo conocer cómo se visualiza a sí misma dentro de 30 años. Mirando hacia el futuro, la autora se imagina a los 80 años, dividida entre Madrid, París, Asturias y Menorca, leyendo con sus gatos y perros, y quizá escribiendo su propia autobiografía.
Elísabet Benavent, con su humor y humildad, cerró el encuentro reivindicando que la escritura es un acto de amor y respeto hacia los lectores: “No puedes dar por sentado su tiempo, porque es lo único que no pueden recuperar”. Así, entre recuerdos, risas y confesiones, la autora volvió a conquistar a quienes asistieron al evento, reafirmando por qué sus historias siguen haciendo ruido en el corazón de quien decidió leerlas.
Meet the artist…
Canción para una velada romántica: “At last” de Etta James.
Un olor: la lavanda.
Canción para llorar: “Someone like you” de Adele.
Plato de comida: la fideuá.
Un lugar: París o la terraza de mi casa
Canción para escuchar a solas: “Falling” de Harry Styles.
Un recuerdo: Una noche cenando en el faro de Mallorca y alguien que me saca a bailar en el parquin.
¿Qué le dirías a la Elísabet de 2012?: Agárrate que vienen curvas y que estuviera tranquila, porque todo va a ir bien y va a saber hacerlo.
Mejor virtud: Hago muy buenos regalos
Peor defecto: Tengo mucho genio.
Palabra con la que te gustaría que te recuerden: Graciosa.