La diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada y su hijo y CEO de la empresa, Tristán Ramírez, estuvieron presentes en la presentación del nuevo Título de Especialista en Comunicación de Moda, que comienza a impartirse en la CEU UCH. En Hello Valencia siempre que visita nuestra tierra tratamos de pasar un rato con Ágatha porque nos encanta su estilo y naturalidad.
¿Cómo empezó todo? ¿Supiste desde el principio que querías dedicarte a la moda?
La verdad es que sí. Tuve la suerte de que desde pequeña supe cuál era mi objetivo y nunca he tenido dudas. No podría ni imaginarme a mí dedicándome a otra cosa y siendo otra
Es muy fácil reconocer tus diseños, pero ¿cómo consigues mantener tu estilo y a la vez seguir innovando?
Mantengo mi estilo y mi marca personal porque está en mi naturaleza, y sigo innovando porque es mi trabajo. Además, tengo muchos equipos de gente joven y trabajo con muchas fábricas y siempre hay alguien que te aporta algo.
¿Crees que la unicidad de tus diseños facilita su comercio o lo dificulta?
Yo creo que lo facilita, porque la gente lo que quiere es algo que el todo mundo reconozca.
¿Qué opinas del panorama de la moda valenciana?
Del mundo de la moda valenciana, yo soy muy amiga de Francis, de hecho hace poco hemos estado hablando de cómo celebraría los 50 años. Pero a la gente joven de Valencia desgraciadamente no les conozco tanto.
¿Y del título de «Especialista en comunicación de moda» que propone el CEU?
Me parece bien. Espero que no haya follones como con lo de Pedro Sánchez y esta gente de los másters.
¿Qué piensas del papel que desempeñan en el mundo de la moda las blogueras e influencers?
Es lo que hay, hay que adaptarse a esto. Yo misma me he convertido en una instagramer. Creo que este es un movimiento que está empezando y hay mucha gente que es gente normal y corriente. Conozco a gente, por ejemplo, muy bajita para ser modelos pero que están todo el día sacándose fotos.
Llegará un día en que a lo mejor se cansarán de hacerse tantas fotos. Además, yo creo que la gente tiene que contar algo más. Porque una persona normal que se saca fotos todos los días al final tampoco es tan interesante. Al final en los medios se volverá a sacar a la gente que esté contando algo interesante y no solamente fotos de los dedos de sus pies.
Los corazones juegan un papel muy importante en tus estampados, ¿esto es así porque el amor también juega un papel importante en tu vida?
El amor es fundamental en la vida de todo el mundo, no solo en la mía. Pero la verdad es que yo juego con los corazones sin motivo alguno. Me ha dado muy buena suerte el corazón.
Tienes el título de marquesa de Castelldosrius, pero en cualquier lugar se te reconoce antes como Ágatha Ruiz de la Prada, ¿cómo se consigue eso?
Tuve la suerte de que me dieron un premio muy bonito que era La Medalla de Oro al mérito en las Bellas Artes. Me lo dio el rey Juan Carlos. Yo no lo sabía, pero cuando te lo dan te conviertes en excelentísima. Entonces me dieron ese premio, me hicieron excelentísima y a los cuatro meses me dieron los títulos. Me gustó mucho el hecho de que yo ya era excelentísima antes de tener los títulos. Me lo había ganado por mi cuenta.
En la fashion week madrileña presentaste una colección inspirada en la bandera de España. En el contexto actual esto desata mucha polémica, ¿era eso lo que buscabas?
Sí, además tengo muchas ganas de llevar a Barcelona mi traje de la bandera española. No sé cuándo, pero tengo que ir a Barcelona un día importante con la bandera puesta.
¿Cómo es eso de trabajar en familia?
Genial, estoy emocionada, es una de las cosas más bonitas que me han pasado. Siempre que haces algo sueñas que ese algo tenga continuidad, y que sean tus hijos es la pera. Lo que yo no pensé es que ellos se lo fueran a pasar tan bien, y se lo están pasando bomba. Todos los padres quieren que sus hijos se dediquen a lo mismo que ellos, pero siempre tienes miedo de que les entre la tontería de «ay, no, esto es tuyo, yo quiero ser yo y tener mi propia personalidad». Y vale, si eres médico porque te encanta la medicina o si quieres ser político o tienes una vocación clara. Pero si eres una persona culta, inteligente, abierta, pero no tienes una vocación especial está bien seguir los pasos.
Cuando mi hija empezó a trabajar conmigo, la gente, que tiene muy mala uva, le decía «Cósima, qué pena, con lo inteligente que tú eres, ¿cómo vas a trabajar con tu madre?», como si yo fuera retrasada. Y yo le decía que les dijera «¿Sabéis lo que pasa? Que mi madre me ha regalado esto».
Por último, una pregunta algo más personal. En entrevistas anteriores declaraste que, tras el divorcio, estabas aprendiendo a desenamorarte. ¿Podrías compartir con nosotros lo que has aprendido en este tiempo?
Aprendí rápido a desenamorarme. Hay que aprender a desenamorarte y a enamorarte, pero bueno, yo creo que eso es lo que hacéis los jóvenes todo el rato. En mi caso, yo siempre había sido muy anticonvencional. No me quise casar nunca. Y de repente poco a poco me fui aburguesando: la casa, los niños, el verano… Llegué a unos niveles brutales de aburguesamiento. Y de repente pasan cosas en tu vida que te hacen darte cuenta de dónde estás y decirte «oye, ¿qué estás haciendo?, ponte las pilas» y te las pones y es fenomenal.