En Portugal nos encontramos Oporto, ciudad de mar y de mucho pero que mucho vino. Para algunos considerada la auténtica capital del país, no solo por su alegre gente, sino por todo lo que esconde. Acompáñame a navegarla. Empezamos nuestro recorrido en pleno centro de la ciudad, en la estación de São Bento, una estación de ferrocarril (desde aquí puedes coger el tren rápido a muchos puntos de Portugal) del
siglo XX, famosa por sus veinte mil azulejos con representaciones históricas del norte del país. Aunque es un caos de turistas que entran y salen, te recomiendo visitarla de día para que aprecies su magnitud.
Seguimos caminando (y subiendo muchas cuestas) y nos topamos de frente con la Catedral de Oporto, que está pegada a las murallas que tiempo atrás protegieron la ciudad. Su entrada es gratuita y no te sorprenderá ver a gente casándose cada dos por tres, incluidos españoles, (a mí me pasó durante mi estancia). ¡Las anécdotas están aseguradas!
Continuamos andando y llegamos a una zona muy turística, la Plaza de Lisboa. Aquí nos detendremos a admirar dos joyas arquitectónicas, la primera de ellas es la iglesia de los Clérigos, un edificio barroco diseñado por el arquitecto Nicolau Nasoni. Y la segunda (y mi preferida también), es la Librería Lello, reconocida como una de las más bellas del mundo por cabeceras como The Guardian o la guía de viajes Lonely Planet. Te recomiendo que hagas la larga cola (en verano te dan paraguas para el sol, todo un detalle) y entres en su magnífico interior. Sus escaleras de caracol rojas, sus estanterías inmensas y su olor a libro nuevo es un auténtico deleite para los sentidos. Como curiosidad, se dice que J.K. Rowling se inspiró en su interior para recrear Hogwarts, la escuela de Harry Potter.
Paseamos 15 minutos más y poco a poco el olor a mar te impregna, y cuando oyes a las gaviotas graznar, sabes que has llegado a la Ribeira del Duoro, la zona por excelencia de Oporto. Desde arriba veremos el imponente Puente Don Luis I, inaugurado en el siglo XIX y construido por el mismísimo Gustave Eiffel (diseñador de la Torre Eiffel). Hay muchos caminos para bajar, puedes hacerlo por escaleras, rampas o atravesando el puente. En la zona a pie del mar encontrarás numerosos restaurantes y bares donde el protagonista es el pescado, sobre todo las sardinas, a los portugueses les gustan tanto que hasta tienen tiendas donde solo venden este manjar.
Paséate arriba y abajo y cruza el puente, porque lo que te espera al otro lado es otra joya gastronómica de Oporto, el vino. Las bodegas más famosas de la ciudad se encuentran en esta zona, Sandeman, Ferreira, Offley, Taylor’s, Graham’s, Cálem… yo te sugiero que reserves tu entrada antes de comer para que luego tengas sitio. En cualquiera que elijas te incluirá en el precio la visita guiada en español y una cata de vinos, 100% recomendable. Y si quieres ir al siguiente nivel, tienes que saber que las bodegas disponen de barcos que recorren la Ribeira mientras tomas vino. Dejamos esta zona atrás volviendo sobre nuestros pasos porque ahora nos dirigimos a la Rua Santa Catarina, una de las calles más famosas de Oporto. Allí te aconsejo tomarte un tentempié en el Café Majestic, un sito histórico donde años atrás se reunía la intelectualidad portuense y otras tantas celebridades, (es caro pero merece la pena). En esta calle también encontramos uno de los sitios más fotografiados de la ciudad por los mosaicos azules y blancos de sus paredes, te hablo de la Capilla de las Almas. Hazte la típica foto que se hace todo el mundo y continúa hacia el gran Mercado do Bolhão, un edificio que alberga desde frutas, verduras y hortalizas hasta flores, ropa, perfumes, vinos y cafeterías. Guarda por lo menos una hora de tu tiempo en visitarlo y pararte en sus puestecitos porque merece mucho la pena.
Si te queda tiempo de viaje no dejes de ver el Palacio de la Bolsa de Oporto, la Avenida de los Aliados, la Avenida de la Libertad o el Centro de Fotografía la Rua das Flores. Para viajar desde Valencia a Oporto hay un vuelo directo que opera Ryanair. Ten en cuenta que necesitarás el pasaporte COVID de vacunación o un test de antígenos o prueba PCR negativa.
¡Buen viaje!