Adriana Ugarte: “Ahora me siento muy atraída por los personajes transformer”

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Adriana Ugarte

Hay personas que desprenden esa magia rodeada de ternura que hace que el tiempo con ellas se acorte hasta hacerlo insignificante. Sus anécdotas y forma de preparar los personajes, dotan a Adriana Ugarte de ese algo especial que provoca una pregunta tras otra, a ver qué más podemos sacar de una de las actrices más polifacéticas del cine español. Aunque diga que le queda todo por hacer, lo cierto es que su trayectoria es envidiable, y no deja de sorprendernos.

En Lobo Feroz, que se estrena el día 27 de enero en cines, interpreta a Matilde, un personaje muy alejado de la propia Adriana y de todo lo que ha hecho hasta ahora, con un concepto muy personal que hace que sea uno de los más difíciles y atractivos a los que se ha enfrentado a lo largo de su carrera.

Adriana ¿Cómo te has metido en un personaje tan complicado?

Pues se fue cocinando todo a fuego lento. El punto de partida si que fue alejarme mucho de mi, y del concepto de belleza. Lo preparé con Elvira Minguez, actriz y coach de actores. Cuando leímos el guión, decidimos que había que evitar que Matilde fuera atractiva, y se lo propusimos a maquillaje, que me pusieron un poco la cara picada de viruela, hundimos los ojos, y borramos la expresión de la boca. Y luego acordamos que los movimientos debían ser un poco como un animal acuático, o muy robótico. Donde iba la mirada, iba el cuerpo. Después fue surgiendo lo demás, la rigidez en los hombros, la mandíbula hacia fuera, la chepa, las manos un poco robóticas, el acento… Ha sido muy divertido convertirme (se ríe)

¿Qué tiene de especial Lobo Feroz para que decidieras meterte en el proyecto?

A mi me gusta mucho que los personajes no sean ni blancos ni negros. Todos tienen un lado oscuro clarísimo, o sucio. Y eso a mi me gusta mucho, porque creo que te reconcilia bastante con la condición humana. Es decir, la mayoría, intentamos hacer las cosas lo mejor posible, pero todos tenemos nuestro lobo dentro.

De hecho todos los personajes se toman la justicia por su mano. ¿Por qué crees que es? ¿Es el camino más rápido?

Yo creo que cuando lo haces como personaje para ti es más efectivo. Si sigues el patrón de la justicia habitual, es posible que todo tarde mucho, y no estás dispuesta a esperar todos esos trámites. Sobre todo con cosas que te laten tan fuerte dentro. Y lo quieres hacer tú a tu manera. Además, en este caso, los personajes tienen sed de venganza, y quieren disfrutar de ella, porque piensan que desde este disfrute del dolor ajeno van a conseguir algún consuelo, aunque luego no consigues nada.

 

¿Has tenido algún referente para interpretar a Matilde?

Pues en este caso no me he ido a personajes de ficción concretos que ya existieran, sino a personas que me iba cruzando, por ejemplo, por la calle. Me fijaba en algún detalle que luego se me venia a la cabeza y lo interiorizaba. Una mirada, una forma de mover las manos… Y cuando estas preparando un personaje, pasa que hay cosas del personaje que no paras de ver por ahí. E inconscientemente, se me han venido a la cabeza personas que en mi infancia y adolescencia me daban un poco de miedo.

¿Cómo ha sido el trabajo con Gustavo?

Yo le estoy muy agradecida porque confió mucho en la propuesta que le hice del personaje. Y era muy extrema y difícil de aceptar. Es verdad que yo en esta película me he querido arriesgar y lanzar al vacío, y él es muy auténtico. Es un director que se ha implicado mucho en la película, que ha vivido profundamente el rodaje, ha vibrado en cada momento, sudaba con cada plano. Reía, se emocionaba, y lo ha llevado todo de una manera muy interna. Esa forma de trabajar me ha generado mucha ternura porque sabía que tenia una historia difícil entre manos, con mucho peso y responsabilidad. Así que con mis propuestas yo pretendía que él fuera más directo. Y creo que ha dado el do de pecho.

Últimamente te hemos visto en muchos thrillers ¿Te sientes cómoda en este género?

Es un género que me gusta, pero no es algo que esté buscando especialmente. Yo busco, más que al género, al personaje.

¿Tienes algún tipo de ritual a la hora de prepararte un personaje?

Como ritual no, porque pienso que los rituales me hacen sentir dependiente y esto me debilita. Tengo costumbres. Como por ejemplo hacerle un cuaderno al personaje. Y ese es solo para el. Cada personaje que hago, tiene el suyo. Y ahí anoto todo. Sus historias, biografías. Les construyo una vida. Y me hago muchas preguntas en torno a ellos. ¿Cuáles son sus sueños mientras duermen? ¿Qué les quita el sueño? ¿Qué les gusta comer? ¿Qué aborrecen? ¿Qué olor no les gusta? ¿Les gusta abrazar? Esos detalles son los que me ayudan a construir a los personajes y a hacerlos más creíbles.

En Lobo Feroz queda de manifiesto que todo acto tiene sus consecuencias, y muchas veces no pensamos en ellas. ¿Te has encontrado alguna vez en ese punto, consecuencia de algo que hayas hecho en el pasado?

¿Pues sabes que me pasa? Que creo que siempre he sido muy racional, y he pensado, quizá demasiado en las consecuencias de cada paso que he ido dando. Ahora quizá me estoy dejando llevar más por la intuición. Y lo estoy disfrutando mucho. Es verdad que intento no relacionarme mucho con la violencia y escuchar mucho mi lobo feroz, darle su espacio y curarle las heridas. Ese ego, esa Adri chiquitita es la que aúlla y la que tiene miedo, y hay que darle su lugar.

¿A que personaje que gustaría interpretar?

Pues ahora que he hecho Lobo Feroz, me he enganchado a este tipo de personajes transformer. El problema es que esto no te llega tanto, pero me gusta un montón.

Y una duda que me surge… ¿Adriana Ugarte sigue haciendo castings?

(Se ríe) Pues depende, porque a veces te llaman directamente porque te tienen clara para el personaje y otras veces están entre varias personas y tengo que hacer casting, claro.

Hace un par de años, te pregunté que, con todo lo que has hecho, con los grandes profesionales con los que has trabajado y con los proyectos que has hecho, que qué te quedaba por hacer y me dijiste que todo. ¿Sigues pensando lo mismo?

Absolutamente. (se ríe). Me queda todo todo por hacer.

Y venga, proyectos que nos puedas contar.

Pues mira me voy a Republica Dominicana, Uruguay y Madrid a rodar una película con una historia muy bonita en febrero.


Rubén Ochandiano: “Si te tomas la justicia por tu mano, corres el riesgo de equivocarte”.

Rubén Ochandiano es una de esas personas cercanas, con quien te apetece estar horas charlando. Con una mirada intensa y una sonrisa de medio lado, se mete en el papel en cada fotografía que le hacemos. Sincero, pero prudente, va caminando lentamente pero pisando muy fuerte. En Lobo Feroz interpreta a un personaje nada fácil, pero con interés que traspasa las pantallas.

Ruben Ochandiano

Rubén ¿Cómo te has metido en un personaje tan complicado?

Pues es difícil hablar del proceso de trabajo sin hacer spoiler, ya que toda la película se sostiene en sembrar la duda de si mi personaje es o no es efectivamente el culpable del asunto. Como dato curioso te diré que yo vi la película original y pensé “ese personaje lo podría haber hecho yo”

¿Qué tiene de especial Lobo Feroz para que decidieras meterte en el proyecto?

Contar personajes con estados mentales cuestionables y atormentados, durante un tiempo de mi vida fue terapéutico, y ahora la verdad es que es una fiesta. Como actor, para mi es muy atractivo.

Todos los personajes se toman la justicia por su mano. ¿Por qué crees que es? ¿Es el camino más rápido?

Pues yo creo que si te tomas la justicia por tu mano, puede que sea más rápido, pero corres el riesgo de equivocarte.

En la película, vemos el abuso de la autoridad. ¿Por qué crees que eso pasa? ¿Qué alguien con poder, pueda terminar abusando de él?

Habrá casos que no. Pero si que creo que cualquier ser humano al que le otorgas un mínimo de poder, puede no hacer un uso responsable de él. Y eso de hecho, requiere de mucha voluntad, y si no existe es tentador caer en la irresponsabilidad de usarlo en beneficio propio.

Adriana Ugarte Lobo Feroz


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