No hay como revisitar los exitosos diseños de prêt-à-porter del pasado reciente con ojos de 2030, para sustantivar las creaciones que marcaron época y que, efectivamente, nos parecen singulares, y es así, por las colaboraciones.
De ahí que la última colaboración entre las firmas Gucci y Adidas nos atrape sin remisión. Una serie corta de 18 outfits inspiradas en prendas deportivas de otras décadas, seleccionadas (no more, no less) por el mismo Alessandro Michele, que combinan gustos, colores y hasta logos.
Un arrebato de propuesta que ha sido salir en plataformas e-commerce y volar. ¡Nada para los terrenales! No obstante, quien desee y pueda alcanzar la gloria de poseer alguna de estas prendas, también tendrá la oportunidad de redondear el negocio con complementos y accesorios marginales. Si no, siempre quedará la recompra, la reventa o la muy terrible extorsión ????.
De siempre ha existido el romance y las asistencias entre las casas de lujo, pero no fue hasta el 2005 cuando Karl Lagerfeld sorprendía a propios y extraños firmando una colaboración con el gigante sueco del low-cost H&M, demostrando que una a priori ridícula idea podría llegar a ennoblecerse con un brutal éxito de ventas.
2014 nos sorprendía con otro lanzamiento estrella, el de Louis Vuitton con el BMW i8 en un viaje estelar; en 2015 fue la colaboración de Hermès con la informática Apple; y en 2017, asistimos a otro subidón del co-branding de moda con la arriesgada sinergia que nos pusieron ante los ojos y las tarjetas de crédito el conocido sello del lujo Louis Vuitton y Supreme, la exitosa marca neoyorquina especializada en artículos dedicados a la cultura del skate.
Esta tendencia de colaboraciones abre un mercado de productos sin límite para los devotos, aportando un nuevo perfil a la marca resultante y proporcionándonos el rol de coleccionistas exclusivos. Series limitadas que contribuyen a una mayor riqueza en la gama de artículos de la firma de lujo, al tiempo que generan un mayor deseo de adquisición en la breve existencia de esta asociación comercial.
El alarde y la distinción han sido y serán siempre un reclamo social, punta de lanza de la gama alta del mercado de moda, y nos encontramos con bastantes ejemplos de estas bellas joint-ventures como la de 2018 de Moschino con H&M, al año siguiente la de Nike y Jean Paul Gaultier con las japonesa Chitose Abe de Sacai, al año después de nuevo H&M con la marca india Sabyasachi… o más recientemente el año pasado, cuando Donatella y Kim Jones dieron a conocer en Milán el lanzamiento de Fendace, la colaboración entre las reputadas firmas italianas Fendi y Versace.
Sugerentes, revulsivas, inesperadas, innovadoras y hasta embriagadoras, estas sinergias entre famosas marcas no nos dejan impávidos y nos recuerdan, queramos o no, que a veces entre iguales y/o desiguales siempre hay espacio para la cultura, para el arte y para la moda.
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