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Texto:David Blay
JULIO
VALENCIA POR FIN MIRA AL MAR… A TRAVÉS DEL DEPORTE
La Copa América o la Fórmula 1 junto al Puerto dieron la imagen internacional de una ciudad mirando al mar, pero en realidad ésta seguía viviendo de espaldas a lo que hoy es denominada la zona de La Marina.
Y sin embargo, desde hace más de 20 años la playa de las Arenas en una de las más prolíficas en actividades deportivas durante los meses estivales. Primero con lo que se denominaron ‘Trofeos Ciudad de Valencia’ y ahora, también a través del impulso de la Fundación Deportiva Municipal, con eventos que abarcan a su vez la Malvarrosa, el Club Náutico o la zona de Pinedo.
Es entre los meses de mayo y septiembre donde la actividad es frenética. Tanto, que se contabilizan hasta 33 acontecimientos en esa franja temporal, con el inicio en la recuperada Volta a la Platja y el cierre protagonizado por el cada vez más concurrido Triatlón.
No deja de ser curioso, para quien participa o forma parte por primera vez del público, que haya modalidades que difícilmente se hubieran imaginado en la arena adquiriendo protagonismo en la misma. Rugby, ajedrez, hípica, pilota o ciclismo se mezclan con las más habituales atletismo, natación, gimnasia, vela, fútbol, futvoley, balonmano o voley playa.
Sucede además que, a merced de los años transcurridos, en algunos casos la asistencia es tan elevada que prácticamente confiere al torneo el apelativo de multitudinario. Como lo fue el Big Yoga Festival, agregándose a las nuevas corrientes, la Marcha Cicloturista con millares de inscritos, los Taronja Games o la ya (muy) clásica Travesía a Nado del Puerto con un total de 27 ediciones celebradas hasta la fecha.
A ello hay que unir que vivimos en una época donde los adultos practican deporte y enganchan a sus hijos, integrados en una generación que apuesta por la vida saludable. Y en este marco aparecen asimismo opciones para los pequeños, ya en vacaciones escolares, como la Miniolimpiada de la Malvarrosa que abrió el mes de junio, el fútbol playa o el beach handball.
Pero no todo acaba frente al mar Mediterráneo. De hecho, son hasta ocho las instalaciones donde los valencianos (y aquellos que visiten la capital del Turia) pueden no solo remojarse, sino también practicar la natación y hasta aquagym. El Polideportivo de Benimaclet, la Piscina de El Palmar, el Parque del Oeste, Benicalap, Castellar- Oliveral, Nazaret y La Hípica no solo disponen de horarios de baño libre, sino que ofertan en total más de 1.000 plazas con cursos para niños, mujeres embarazadas y adultos.
Aun siendo una localidad con muchos habitantes en posesión de segundas residencias, Valencia ha dejado de quedarse desierta en verano. Quienes se quedan o quienes llegan, disponen de una de las mayores opciones de ocio acuático y deportivo de España. Y, en todos los casos, sin ningún tipo de coste adicional. Para que nadie pueda decir, al volver de las vacaciones, que no ha podido mantener la forma física porque no dispuso de oportunidades para ejercitarse.
ABRIL
AL OTRO LADO DEL CIRCUIT
La foto llevamos dos décadas viéndola, pero no por ello debe dejar de considerarse extraordinaria. El Circuit Ricardo Tormo de la Comunitat Valenciana acoge la última prueba del Mundial de Motociclismo. Una cita que, aun llegando en ocasiones con los tres campeonatos decididos de antemano, llena las gradas agrupando en un solo fin de semana a más de 100.000 personas.
Sin embargo, casi nadie sabe lo que allí ocurre el el instante en que se apagan las luces. Cuando los camiones oficiales de los equipos abandonan la instalación. Cuando los hospitality dejan de servir comida a sus invitados. Y cuando hasta el último miembro de la organización externa que requiere un evento de esas características vuela hacia el punto del mundo donde viva entre carrera y carrera.
Es en ese momento donde quienes se quedan son los que siempre están. Los que cada día pisan el asfalto de Cheste. Los que cruzan la barrera para planificar desde las oficinas los 318 días restantes en el año de actividad. Porque el Circuit no se vacía después de MotoGP, la Nascar Fest o el Ferrari Challenge. Resulta, en realidad, que solo 40 días de 365 nadie rueda por sus instalaciones.
¿Qué pasa cada día en el recinto? ¿Está abierto siempre y para todo el mundo? ¿Se puede rodar en la pista si uno no es Valentino Rossi o Carmen Boix?
Una mañana cualquiera comienza con la supervisión de la pista por parte del jefe de mantenimiento y del director de carrera. Eso sucede a las diez de la mañana en el caso de las motos y una hora antes si son coches los que saldrán a la pista. Suele ocurrir, además, que más o menos al mismo tiempo entre por la puerta un autobús cargado de niños de primaria para participar en las actividades de la escuela de seguridad vial, que recibe la visita de cerca de 10.000 escolares cada año.
En ese día imaginario un grupo de moteros alemanes disfruta emulando a Márquez en el revirado trazado. Los pilotos han llegado en avión y en su mayoría duermen en Valencia, aunque alguno ha alquilado una caravana y pernocta en el propio paddock, al más puro estilo Gran Premio. Sus monturas han llegado directamente en camión desde su país organizadas por una compañía de eventos de las muchas que colaboran habitualmente con el Circuit.
Una ambulancia medicalizada y dos auxiliares velan por la seguridad. Doce comisarios rodean la pista. Dos fotógrafos venden durante la tarde las imágenes que han tomado durante la jornada y un pequeño ejército de operarios de mantenimiento aprovecha las últimas horas de luz para que el escenario vuelva a lucir impoluto a la mañana siguiente.
Y un día después la actividad no cesa. Quizá toque la presentación de un nuevo modelo de coche, con docenas de periodistas pasando por la sala de prensa. O los entrenamientos de pretemporada de la Fórmula E, con el refuerzo de la instalación eléctrica que conlleva. O puede que un día de pruebas de equipos de automovilismo, siempre hasta las 17 horas. Ese es el momento en que la actividad de la pista se calma.
Es entonces cuando llegan otros chavales en edad escolar a rodar en la pista escuela junto a la entrada principal. Jóvenes que después del colegio han decidido escoger como asignatura extraescolar unas horas de minimotos o de karting.
Los días libres se concentran cuando el calor aprieta en julio y agosto, fechas en las que se aprovecha para realizar las obras de mejora necesarias para mantenerse entre los mejores del mundo. Y así volver a salir a la luz pública a mediados de otoño, cuando Valencia vuelve a lucir, de nuevo, su Circuit ante el mundo.
MARZO
VALENCIA COMO CAPITAL MUNDIAL DEL JUDO
El valor de las personas para crear proyectos siempre es capaz de ponerse por encima del de las instituciones, más lentas en este tipo de virajes. Y aunque estas últimas decidan, en un momento concreto, ofrecer su apoyo a determinadas ideas que benefician a un colectivo, en el 99 por cien de los casos el movimiento primigenio procede de la voluntad de una figura física y no jurídica.
El judo salta al terreno de juego de la percepción pública como un deporte difícilmente entendible a simple vista. Para los no iniciados, ver un combate en directo o en la televisión es muy espectacular pero poco comprensible. Y sin embargo, todos son conscientes de que valores como la disciplina y el respeto se transmiten tanto sobre un tatami con en su práctica diaria.
Por eso y por el empeño de Sugoi Uriarte y Laura Gómez (matrimonio, padres de Unai, olímpicos y capaces de convencer a administración pública y a la Fundación Trinidad Alfonso), hoy día Valencia tiene un Centro de Alto Rendimiento reconocido por el Consejo Superior de Deportes. Y donde una media de 60 atletas de procedencias tan diversas como Estados Unidos, Colombia, Puerto Rico o la República Dominicana se entrenan cada tarde con vistas a Tokyo 2020.
Ellos, junto con los actores públicos y privados anteriormente nombrados, han impulsado con la iniciativa Esport a L’Escola que cada vez más niños decidan que su extraescolar implique vestirse con un judogi. Han reinvertido el dinero que reciben (que no siempre es suficiente) en proporcionar alojamiento a los equipos que han dejado sus tierras para ejercitarse en la capital del Turia. Y están en el camino de conseguir que hasta cuatro españoles puedan estar presentes en los próximos Juegos Olímpicos.
También, a base de constancia personal, han conseguido que lo que hace pocos años eran pequeños clubes dispersos se hayan unido en uno grande que ofrece tecnificación a nivel nacional e internacional. Y que tiene en Benimaclet una instalación a la altura de las mejores del planeta, que será más Top si cabe con la adaptación (ya aprobada) de una residencia en la alquería que se ubica junto al Polideportivo.
Pero además, sabedores de lo que dura una carrera deportiva y conscientes del nivel de ingresos reales que genera el judo, apoyan a los jóvenes que llegan a la ciudad en su ingreso en la Universidad, aprovechando así la cercanía a los centros que tienen desde el lugar en que se ubican.
La Federación Valenciana, la Fundación Deportiva Municipal, la Diputación de Valencia y la Consellería de Cultura y Deporte, junto con la FTA, constituyen hoy un apoyo conjunto con pocos precedentes hacia una modalidad deportiva en claro auge. Donde no hay discriminación alguna por razón de sexo, lo que favorece la integración por parte de niños y niñas desde la iniciación. Y que está convirtiendo, de manera sostenible, a la ciudad en un referente mundial con las implicaciones económicas futuras que ello conlleva.
FEBRERO
EL BOXEO PIERDE EL ESTIGMA Y SE CONVIERTE EN MAINSTREAM
Pocas cosas hay más satisfactorias, descargantes y redentoras que golpear con fuerza algo para descongestionar el cuerpo tras un mal día. Convertidos en gente civilizada, hace ya siglos que dejamos de pegarnos entre nosotros a todas horas, aunque sigue dándonos cierto morbo ver cómo lo hacen otros sobre un cuadrilátero.
El auge de las artes marciales mixtas, la aparición de medios de comunicación destinados exclusivamente a deportes y sobre todo los gimnasios temáticos han acabado por romper un estigma que duraba ya demasiado tiempo. Para quien no lo sepa, hubo una época donde hablar de suicidios y boxeo en los medios de comunicación estaba prohibido de facto. Hoy, sin embargo, parece haberse descubierto que visibilizar el problema supone una gran parte de la solución.
Porque, en realidad, pocos deportes son tan completos física y mentalmente como el pugilismo. Pensando en él, incluso, sin la necesidad de competir, sino simplemente de ejercitarse junto a un entrenador personal, un puching ball o un saco de arena.
A nivel corporal, la postura de fijación en algunos casos y movimiento en otros del tren inferior confiere fuerza a las piernas. Pero es, obviamente, el superior quien acaba transformándose de manera notable. Los golpes, las esquivas, la casi obligatoriedad de estar bien preparado físicamente (el cardio necesario es de un nivel medio-alto) y la técnica llevan a una tonificación muscular continuada. Y, sobre todo, alejada de los volúmenes de quienes solo levantan pesas.
Aunque quizá el gran desconocido sea el componente mental. Quien acude a una sesión personal debe estar pendiente al tiempo de mover correctamente los pies, lanzar golpes, cubrirse, esquivar y respirar, lo que exige una alta concentración. Y quien lo hace en la nueva moda, orientada a clases de 45 minutos que mezclan el aerobic clásico y los puñetazos al saco, tiene que fluir con la música, las indicaciones del profesor, el cansancio acumulado y el rebote del elemento extraño al que tiene que dirigir su furia personal.
Este movimiento, que se inició en Madrid y Barcelona y está cogiendo mucha fuerza en Valencia con personal trainers y gimnasios específicos, ha llegado incluso a llevar a gente que jamás hubiera decidido asistir a un combate a una velada de fin de semana. Y ha hecho salir del anonimato y la clandestinidad los muchos eventos que se celebran durante el año en numerosas localidades alrededor de la capital del Turia.
Al igual que ocurrió con carreras de obstáculos como la Spartan Race, donde pese a la percepción general tan solo el 10% de los participantes son perfiles de alto nivel muscular, en el boxeo comienzan a verse muchas mujeres, hombres procedentes de disciplinas como el running que quieren compensar su entrenamiento y hasta grupos de amigos que buscan sesiones diferentes, preferiblemente al aire libre.
Y al final, los guantes han conseguido lo que llevan años intentando los kimonos y no parecen haber logrado: alcanzar al gran público y establecerse como una de las grandes alternativas del mundo del fitness para el año 2019.