Inertial abre su primer centro nacional con servicios exclusivos y personalizados para que cada cliente se sienta como en casa.
Una hora de entrenamiento adaptado en un ambiente privado y exclusivo. Este es el concepto de Inertial, el nuevo gimnasio de la capital del Turia puesto en marcha por dos jóvenes valencianos con un objetivo muy claro: adaptarse a las circunstancias de cada usuario sin importar su nivel de experiencia en el deporte.
Antonio y Javier Cabrero son los responsables de este proyecto ubicado en pleno centro de Valencia: la Plaza de Cánovas (Gran Vía Marqués del Túria, 71), un enclave único elegido para hacer sentir a cada cliente como en el salón de su casa mientras lleva a cabo un plan de trabajo totalmente personalizado gracias a un equipo de expertos en medicina deportiva y nutrición.
Pérdida de peso, mejora de calidad de vida, recuperación de lesiones o preparación físicas son algunos ejemplos de todo lo que ofrece Inertial. Este nuevo espacio deportivo a medida destina cada una de sus tres salas privadas a un cliente único. Durante una hora de duración, se entrena de la mano de un profesional para así poder alcanzar el objetivo deseado por cada cliente en el menor tiempo posible y bajo garantías de éxito, siempre en un ambiente familiar y personal.
“Nuestro reto, tu mejor experiencia”
En Inertial no entienden de edades ni de perfiles y son conscientes de las necesidades de cada cliente con un entrenamiento adaptado al estilo de vida del usuario. “Tenemos claro que toda persona debe entrenar, por eso nos adaptamos a las circunstancias de cada usuario porque para nosotros lo primero son las personas”, explican sus responsables.
Inertial dispone de un amplio horario de apertura que permite entrenar en casi cualquier momento del día (de 7 a 22 horas) en un entorno que cuenta con los mejores equipos del mercado sin olvidar detalles exclusivos para mejorar la experiencia de sus clientes: zona de vestuarios de uso privado para disponer de la mayor intimidad posible, servicio de parking, espacio de degustación de tés y cafés y unas vistas envidiables que convierten Inertial en un entrenamiento de cinco estrellas.
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