Nacida en Valencia, en 1970, Cristina Durán es una reconocida autora de cómics e ilustradora. En la facultad formó el Equipo Grúa junto a Miguel Ángel Giner Bou, Alberto Botella y Robin con quienes creó el fanzine No aparcar llamo grúa, proyecto que dio origen a la creación de LaGRÚAestudio, su lugar de trabajo desde entonces con Giner Bou. Nosotros la hemos entrevistado y queremos compartir su experiencia.
Sé que acabas de terminar tu último cómic, junto a Miguel Ángel Giner. ¿Qué encontraremos en él?
Sí, después de un largo proceso de trabajo por fin está ya en imprenta y a finales de febrero (si no hay imprevistos), estará disponible en librerías editado por Astiberri. Es la historia de Maria la Jabalina y es un proyecto que surgió como un encargo, fue una iniciativa de la Concejalía de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Sagunto, pero nos gustó tanto la historia que al final se ha convertido, además, en un proyecto personal, con el que hemos aprendido mucho sobre nuestra historia.
¿Cómo se define Cristina Durán?
Como autora de cómic e ilustradora. Y feliz por ello, ya que desde pequeña tenía claro que quería dedicarme a hacer cómics.
Si fueras uno de tus personajes, ¿Con quién te sentirías más identificada?
Pues esta es una respuesta fácil, porque nuestros dos primeros cómics (Una posibilidad entre mil y La máquina de Efrén, recopilados ahora por Astiberri con el título Una posibilidad. Edición integral) son autobiográficos, así que me identifico con mi personaje, claro. En ellos contamos nuestra historia como padres de una niña con parálisis cerebral y el proceso de adopción en Etiopía de nuestra segunda hija. Relatamos cómo hemos vivido ambos retos y cómo hemos ido aprendiendo y afrontando las distintas situaciones por las que hemos pasado.
Realizaste el cartel del salón del cómic de Valencia del año 2022, ¿En qué te inspiraste?
Pues quería que fuera muy valenciano, así que tiene bastantes referencias a nuestra ciudad. La inspiración principal fueron los guardianes del Pont del Regne, diseñados por Salvador Monleón y esculpidos por Martí. Me encanta pasar por ese puente, siempre me han gustado esas esculturas y creo que son muy significativas y llamativas. A partir de esos guardianes hice la figura principal del cartel, convirtiéndola en mujer, en la guardiana de los tebeos en nuestra ciudad, de cuya mano salen elementos relativos al cómic y a València. También le acompañan gárgolas de la Lonja que también nos cuentan historias y el mar, siempre imprescindible. Y los colores, son “colores València”, azul mar y rojo y naranja fuego. Además, en 2019 fuiste Premio Nacional del Cómic, junto a Miguel Angel Giner, por “El Día 3”.
¿Qué se siente al recibir este tipo de reconocimientos?
Sí y junto a la periodista Laura Ballester también, que es co-guionista. Fue una emoción enorme, una sensación maravillosa que se reconozca tu trabajo de esa manera. De hecho, aún me dura la emoción, me alegra el día cada vez que lo recuerdo. Un premio como este supone un gran respaldo, nosotros lo hemos notado mucho. A menudo, nuestro trabajo no es reconocido como se merece, pero tener un premio nacional te abre muchas puertas, porque la mayoría de gente ya da por hecho que eres una profesional, no cuestiona la validez de tu trabajo. Para mí ha supuesto un claro punto de inflexión en mi carrera.
Estamos asistiendo a cierto auge de la ilustración y parece que quizá se hace más visible. ¿Crees que en esto tienen mucho o poco que ver las Redes Sociales?
Sí han tenido que ver. Hoy en día todo es mucho más visual, directo, más rápido y la ilustración tiene todas esas virtudes, puedes transmitir y emocionar de forma instantánea con una imagen. También ha contribuido a que podamos conocer la obra de artistas de todo el mundo, lo que nos enriquece mucho a nivel creativo y nos permite también dar a conocer nuestras obras, mucho más allá de nuestro pueblo o ciudad. Como aspecto negativo, está el tema de los plagios. Mucha gente piensa que si las imágenes están en internet son de todos, cuando no es así. Detrás de cada obra hay una persona que la ha creado y hay que pedir permiso para utilizarlas. Yo he sufrido varios robos últimamente, pero no me quedo quieta, ya he hecho las reclamaciones correspondientes para que me indemnicen por el uso indebido de mis obras.
Además, que Valencia sea Capital del Diseño también ha visibilizado de alguna forma vuestro sector no? ¿Crees que el trabajo del ilustrador sigue estando poco reconocido?
La capitalidad ha contribuido mucho y creo que con el paso del tiempo, se irá haciendo más patente todavía la importancia de todo lo que se ha hecho y de los proyectos que han surgido a partir de ella. Decir también que respecto a los medios de comunicación y las instituciones, sí he notado un cambio muy significativo en los últimos años. No solo por el apoyo a la capitalidad, sino también por la cantidad de profesionales de la ilustración y el diseño que ahora trabajamos para las instituciones públicas. Esto tiene un doble valor, por un lado, las campañas y publicaciones institucionales han ganado en calidad al estar hechas por profesionales del sector y, por otro, nos permite a los autores y autoras poder vivir de nuestro trabajo. Respecto a la profesión de ilustrar, creo que está más reconocida que antes, pero todavía no lo suficiente. Me sigue molestando mucho cuando algunos padres/madres se acercan a nosotros y nos dicen la típica frase de “a mi hijo/a también le gusta dibujar, pero prefiero que estudie antes otra carrera más seria, con más futuro”. Esto pasa menos que antes, pero sigue pasando con las profesiones artísticas y es algo que no puedo entender y me molesta mucho, la verdad, porque refleja la imagen que aún se tiene de nuestra profesión en parte de la sociedad actual.
¿Cuál es la historia que te gustaría ilustrar?
Pues la próxima historia que me gustaría ilustrar (y en este caso concreto escribir yo también), es mi experiencia personal con el cáncer de mama que me detectaron en 2019, aunque es un proyecto que sé que me llevará bastante tiempo. Fui muy afortunada al tener un diagnóstico precoz gracias a la sanidad pública, así que siento la necesidad de reflexionar, escribir y dibujar sobre ello, por seguir aquí y poder contarlo. Quiero que sea también como un homenaje a cinco amigos que he perdido estos últimos 3 años por culpa de esta enfermedad.
En ocasiones vuestros cómics hablan de temas sociales y bastante duros que pueden ser polémicos ¿Vuestras plumas tienen lengua?
Pues espero que sí, siempre hemos sido activistas. Tal y como está la situación mundial, donde la desigualdad y el cambio climático son los grandes problemas crecientes, pensamos que todos y todas tenemos un cierto grado de responsabilidad a la hora de con tribuir en la medida de lo posible a plantear preguntas y buscar soluciones. Pero también es cierto que hacer cómics con un marcado componente social no fue algo que inicialmente hiciéramos a propósito, conscientemente, sino que fue algo que surgió a partir de nuestras vivencias personales. Es decir, que más bien fue la vida misma la que nos puso delante la oportunidad de hablar sobre estos temas. La llegada de nuestra hija Laia, a quién le diagnosticaron parálisis cerebral a los dos días de nacer, supuso un antes y un después en nuestras vidas y, posteriormente, la decisión de contar nuestra historia en Una Posibilidad, fue un antes y un después en nuestra trayectoria profesional como autores de cómic. Nos abrió muchas puertas y nos permitió comprobar la eficacia de este medio para transmitir y hablar sobre temas sociales. A partir de ahí, nos dimos cuenta de que podíamos hacer activismo también a través de nuestro trabajo porque el cómic es una gran herramienta para la inclusión y para dar visibilidad a quien necesita alzar su voz. Y así lo hemos hecho cada vez que hemos tenido la oportunidad, tanto en cómic como en ilustración, tratando temas como la prevención de la violencia de género, la cooperación internacional, el bienestar animal o la denuncia social, como es el caso de El Día 3.
¿Cuáles son tus referentes a la hora de crear?
Referentes creativos tengo muchos pero, por nombrar algunos, decir que me marcaron mucho cuando era adolescente los autores/as de cómic que publicaban en la revista Madriz, era un tipo de historias que no había visto antes y que me fascinaron. De aquella época de estudiante puedo citar a unos cuantos: Miguel Calatayud, Mique Beltran, Javier de Juan, Federico del Barrio, Ana Juan, Ana Miralles, Miguelanxo Prado, María Colino, Raúl, Daniel Torres, Sento, Moebius, Gilbert Shelton, Crumb, Enki Bilal, Das Pastoras, Milo Manara, Quino, Uderzo…etc. De hoy, destacaría a Javier Olivares, Max, Paco Roca, Gallardo, David Rubín, Álvaro Ortiz, Kim, Carlos Ortin, Paco Giménez, Pablo Amargo, Isidro Ferrer, Luis Demano, Elías Taño, Aitana Carrasco, Sonia Pulido, María Herreros, Nuria Tamarit, Alfonso Zapico, Nadar, Manu Larcenet, Rutu Modan, Guy Delisle, Dupuy/Berberian, Chris Ware, David B, Sergio García, Alberto Gamón, David Sierra…. y un largo etc. Me dejo un montón en el tintero.
¿Cuál es tu proceso creativo?
Mi proceso creativo es bastante habitual. Todo comienza con la fase de documentación, busco toda la información posible sobre el tema a tratar y me empapo todo lo posible. Después pienso, busco la idea, haciendo pequeños bocetos de las cosas que se me van ocurriendo. Una vez decidida cual será la idea definitiva, hago el boceto a lápiz, después paso a tinta y ya después el color. Dependiendo del tipo de ilustración o cómic que sea, lo hago de forma analógica (papel, lápiz, tinta, guache…) o lo hago en formato digital. En ambos casos, el proceso creativo es el mismo. Habitualmente trabajo en equipo con mi compañero, Miguel A. Giner Bou, en las ilustraciones se encarga a menudo del color y en los cómics, hace el guión y la planificación. Hacemos bastantes trabajos de manera conjunta, pero también nos gusta abordar proyectos en solitario o con otros profesionales.
¿Cuál dirías que es tu trabajo más especial y por qué? ¿Y el más raro?
El primer cómic, Una posibilidad entre mil (Editado ahora por Astiberri bajo el título Una posibilidad. Edición integral) porque supuso un salto muy significativo en mi trayectoria profesional. Después de muchos años dedicada la ilustración, cumplía por fin mi sueño de ser autora de cómic. Este libro me ha abierto las puertas a nuevos proyectos, a nuevos cómics, a los salones de cómic, congresos, charlas, viajes…etc. y me ha dado a conocer en el sector, brindándome muchas oportunidades profesionales tanto en cómic como en ilustración. Además, fue muy importante también a nivel personal, el hecho de conseguir transformar una experiencia personal tan dura en una historia que llega a la gente, transforma esa experiencia de alguna manera. Te ayuda a procesarla y a seguir adelante a pesar de las dificultades del día a día. Es lo que en psicología llaman proceso resiliente y que nosotros hemos descubierto a posteriori. Hacer este cómic no tenía ninguna intención terapéutica ni didáctica, pero al final, lo ha cambiado todo, ha sido un verdadero vuelco, personal y profesionalmente hablando. El más raro fue una serie de dibujos que me encargaron para una web en la que vendía material para cultivar marihuana (se ve que plantarla no es legal, pero vender lo que hace falta para plantarla si lo es, curiosamente). No tenía ni idea de que había tantos productos diferentes destinados a esto, es todo un mundo.
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