El Cigala: “Ser flamenco es un estado de ánimo y una gran responsabilidad”

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El Cigala

Con ese duende y magia que solo posee un genio, Diego El Cigala nos acoge entre risas y cariño, nos arropa con su voz, como hace con su cante, hondo y profundo como el sabor de lo auténtico. En nuestra charla, repasamos su recorrido musical y vital desde la publicación de Lágrimas Negras, ese disco emblema que lo encumbró como una figura clave de la fusión flamenca, hace casi 20 años. Con esta entrevista, os invitamos a dejar sonar sus palabras con ese deje andaluz y gitano que le caracteriza.

El próximo 11 de marzo regresas a Valencia, ¿qué esperas de nuestra ciudad? ¿Cómo es su público?

Zumo de naranja y muchas vitaminas (risas). Adoro Valencia, me trae recuerdos maravillosos, con mi santa esposa, que en paz descanse, que era de Quart de Poblet. Tanto tiempo sin visitar Valencia se va a traducir en cosas bonitas. Será una noche memorable. El público valenciano es muy variado, gente de todas las edades. Me encanta que mi música arrastre a los jóvenes.

Han pasado casi 20 años de Lágrimas Negras, uno de los discos más especiales de tu carrera. ¿Qué sensaciones te deja el camino recorrido desde entonces?

Me parece que estoy empezando de nuevo. Pongo el mismo cariño y pasión que el primer día y la gente lo vive como si fuese la primera vez. Es un disco emblema y yo lo canto con énfasis, con el espíritu de hoy en día. Suena a gloria.

Aquel disco te permitió la confluencia de nuestra música con la de América. ¿Cómo se construyó tu relación con Bebo Valdés? ¿Qué recuerdos guardas de él?

Gracias a Bebo, yo viajé por aquellos lares. Recuerdo su elegancia, su sutileza, su amabilidad, su corazón y sus buenas palabras. Me inspiraba calma y mucho respeto. Cuando me hablaba yo moría, me ponía blanco. Me abrió un mundo nuevo de posibilidades, nuevas colaboraciones, descubrir la magia. Encontré un universo nuevo gracias a él.

Sueles fusionar varios estilos: canción cubana, son, flamenco, copla, jazz. ¿Cómo es posible realizar una mezcla tan rica con la calidad que merece?

Con mucho corazón y sin trampas. Dejando aflorar las emociones, viviendo el momento profundamente. Mis días buenos y malos los “pago” con la música.

¿Qué es y qué significa para ti el flamenco? ¿Y ser un cantante de flamenco? ¿Y ser gitano?

Ser flamenco es un estado de ánimo y una gran responsabilidad, la de ser un cantaor que conoce otras músicas, otros ritmos. Ser gitano es lo más bonito del mundo. Lo llevo por bandera, a mi pueblo, su familiaridad y genialidad. La calidad de nuestra música es un don que nos dio el Señor.

¿Cómo descubriste de niño ese talento innato?

Lo descubrieron mis padres. Mi padre me llevaba al bar y me decía, “cántame, loco”. Yo me negaba y me caía una bronca, pero al final terminaba cantando para todos. Era un niño que, sí estaba jugando al fútbol y escuchaba una guitarra, me iba detrás de ella.

Has compartido escenario y voz con otros grandes artistas, como el propio Bebo, Óscar D´Leon, Lila Downs, María Dolores Pradera o Omara Portuondo. ¿Cómo ha sido esa experiencia? ¿Qué impronta han dejado en ti?

He aprendido de todos ellos, son genios. Chavela Vargas u Omara Portuondo, con la que hice giras a sus ochenta y tantos años, con la energía del primer día. Omara es uno de los iconos que nos quedan. Me hubiera gustado conocer más a Mercedes Sosa. De todos he bebido, de su conocimiento. Ha sido enriquecedor.

Háblame de tus inicios, del anonimato.

Soñaba con cantar y subirme a un escenario, pero no lo sentía como un afán. He vivido en cuerpo y alma para la música, poniendo mi alma y mi corazón. Busco conmover a todo ese público que me sigue.

Me inicié en pequeños locales, la Cava Baja, Canasteros, Arco Cuchillero (donde también cantaba mi padre). Me desplazaba con la bici, aún de niño, para cantar, y cuando llegaba la poli mi padre me escondía detrás de la barra. Todavía sonrío al recordarlo.

Una canción

Corazón loco

Una palabra

Amor

Una plegaria

Padre mío

Una ciudad donde perderte

Florencia

Un estilo musical

Latín jazz o flamenco

Un recuerdo de la infancia

Un niño con una pelota y una bici

Una persona imprescindible

Mi padre

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