José Porcel, el bailador de ballet flamenco, regresa a Valencia del 20 al 24 de junio para presentar su nuevo espectáculo «PORCEL», para el cual ya están a la venta las entradas, en el Teatre Talia. En esta entrevista nos cuenta algunos detalles sobre su producción, su carrera y su perspectiva del flamenco.
Para empezar, ¿podrías explicarnos en qué consiste el ballet flamenco?
El ballet flamenco es un estilo de flamenco que se adapta más al teatro, lo cual no significa que pierda su pureza y su estilo, simplemente se pulen detalles escénicos más concretos, para llegar a crear momentos de unión entre el baile, las luces, la coreografía y escenografía en su caso.
Has realizado muchas producciones propias, ¿en qué te inspiras para ello?
Cuando haces una nueva producción te dejas llevar por el estado anímico de ese momento. Piensas y trabajas conceptos diferentes para dar siempre un paso más de calidad y aprendizaje, miras a tu alrededor e intentas ponerte a ese nivel de crecimiento que hay en el arte.
¿Qué diferencia la producción que traerás este año de las anteriores?
Todas las producciones que llevo en mi vida artística de compañía son especiales porque representan el momento de mi vida en el que me encontraba. Esta última producción se diferencia de todas en que es la más personal e interior que he hecho, la más madura, segura y libre en la que me he encontrado. Y, sobretodo, la primera que hago solo en escena, sin salir de ella durante una hora y veinte minutos.
¿Qué supone afrontar el reto de hacer un espectáculo en solitario?
Supone muchísima responsabilidad personal. Preparación de conceptos interiores de uno mismo para que el público se adentre en lo que uno desea expresar solo con su energía.
¿Y esta vez qué cantaores e instrumentistas pondrán la música?
En este espectáculo, “PORCEL”, predominan las voces y una sola guitarra. Quería un concepto más clásico, sin tanto instrumento musical y con más fuerza personal de los músicos. Así hemos conseguido un clima real entre nosotros.
¿Habrá improvisación?
En todos mis espectáculos siempre ha habido improvisación, me encanta que cada artista de la compañía tenga su momento para que pueda expresarse a su modo. Es importante que se sientan libres y partícipes. Este espectáculo tiene un 50% de improvisación.
En 1989 diste tu salto profesional aquí, en Valencia, ¿qué sientes al traer una vez más tu arte a esta ciudad?
Valencia siempre es mi casa, aquí tengo a todos mis seres queridos. Las instituciones y ayuntamientos han sido muy importantes en el empuje del comienzo de la compañía, en especial mi querido amigo Enrique Fayos, que siempre ha apostado por mi forma de trabajar y me ha abierto las puertas de sus teatros. Venir a Valencia me hace sentirme relajado, todo fluye de otra manera especial.
Has llevado tus producciones a distintos lugares del mundo, consiguiendo un gran éxito de crítica incluso en el exigente Metropolitan de Nueva York. En España el flamenco nos resulta algo bastante familiar, pero ¿cómo es la experiencia de llevar este arte a países donde no es tan conocido?
El flamenco es un arte universal, que llega a todos los países de una forma inexplicable. Es un arte que, dada su energía y fuerza, vuelve loco al público y hace que en el extranjero se cuide al artista de otra manera. Siempre he dicho que, si España hubiera cuidado y trabajado el flamenco, ahora sería un producto de primer nivel, lo que pasa es que España, culturalmente, está a años luz de muchos países. En Tokio, Estados Unidos y otros países se llenan los teatros y hacen festivales donde los artistas se sienten cuidados y valorados. Los plannings de las giras y actuaciones, las formas de pago de los cachés… todo es otra historia.
¿Y cómo ven el ballet flamenco allí?
El público en el extranjero se siente totalmente recompensado con nuestro trabajo, y eso lo demuestran con su trato, hoteles, catering, viajes… Todo es a un gran nivel y siempre pensando en el bienestar del artista.