Hay personas que no necesitan presentación. Y que, además, llevan tanto tiempo en tu imaginario que forman parte de tu vida. Creo que Emilio Aragón es una de esas personas. Toda una generación hemos crecido con él y su familia, y han formado parte de nuestras sobremesas, noches en familia o Navidades. Ahora presenta el musical Godspell, una obra icónica a la que le ha dado ese toque especial que solo personas como él pueden hacerlo. Y por si fuera poco, lanza un libro juvenil de aventuras “Telmo Lobo, el misterio del capitán”. Dos proyectos muy personales que, seguro, disfrutaremos mucho.
Godspell es un musical icónico de los años 70 ¿Cómo te planteas versionarlo junto a Antonio Banderas?
Pues fue un poco de casualidad. Hace unos años hice un programa de televisión que se llamaba “BSO”, y uno de los invitados fue Antonio Banderas. Ahí planteamos que queríamos hacer algo juntos. Mi hermana estuvo en la primera compañía de Godspell en los años 70, así que fue la primera comedia musical que yo vi en España, y casualmente Antonio también fue la primera que vio. Y entonces le comenté la posibilidad de hacer Godspell, y casualmente también, él ya estaba firmando un contrato para versionarla.
¿Qué tiene de especial esta obra?
Es un a especie de cajón desastre. Este Godspell no tiene nada que ver con el que se ve en EEUU, en Alemania o en Francia. Hay un poco de manga ancha, tuvimos una reunión con Stephen Schwartz (que es el compositor de las canciones originales), y le comenté nuestra idea de modificar, por ejemplo, un poco el principio. Pero respetando la idea inicial. Esto y otros detalles, solo se podrán ver en esta versión. La base es el Evangelio de Mateo, pero es un pretexto para poder jugar y navegar a lo largo de dos horas por diferentes estados de ánimo. Es una obra en la que el público se va a divertir, y a emocionar. Es muy verdad, y eso se nota. La música es en directo, y las canciones son una maravilla.
Godspell aborda temas como la construcción de comunidades, la libertad y la empatía. ¿Cómo cree que estos valores resuenan en el contexto actual?
Hay una serie de valores universales que se reconocen en cualquier época. La obra te pone un espejo delante, y nos dice “no os olvidéis de cosas que son elementales en la sociedad”, y en estos momentos de comunidad que estamos viendo, por ejemplo, en Valencia, es muy necesaria, ya que Godspell habla precisamente de eso. Y hay cosas que si no las hacemos en comunidad, no podremos conseguirlas. No podemos perder la esperanza en el ser humano. En Valencia, lo que nos ha emocionado ha sido eso, la respuesta de la sociedad, el apoyo, la solidaridad, y ese sentimiento de comunidad, y de amor por ayudar al prójimo.
¿Cómo ha sido el proceso de adaptar una obra tan icónica para que resulte atractiva para las nuevas generaciones y los tiempos actuales?
Es una versión bastante libre del original. Hay cosas que no puedes evitar como las canciones que, al final, son hitos a lo largo de la escaleta del primero y el segundo acto. Pero hay bastante libertad. De hecho, lo que he comentado del inicio de la obra, que es completamente nuevo, y no tiene nada que ver con el de otros países. A mi me daba la sensación que la obra admitía muchos elementos vodevilescos, así que esos elementos están ahí. Ha sido muy interesante el ejercicio de las propuestas que hemos ido realizando, y cómo lo iba recibiendo cada uno. Y en ese sentido, la creación es maravillosa.
Es una obra muy coral, en la que habéis creado casi una familia. Tú, que vienes del mundo del circo, ¿te has sentido identificado con esa sensación familiar?
Si, sobre todo porque hay algo de vodevil en este musical. Hay momentos que son como destellos circenses, en el vestuario, en algunos gags y, aunque son pinceladas, son inevitables. A mí la comedia musical es un género que me encanta, ya que me da esa libertad para experimentar. Pero el elenco es fundamental. Es como una partitura. Puedes tener la mejor, pero si los instrumentos están desafinados, no hay nada que hacer, y en este caso, los actores están muy afinados.
A lo largo de tu trayectoria, ha explorado múltiples facetas artísticas: actor, músico, director, productor… ¿Qué aspectos de esa experiencia previa han sido clave para afrontar un proyecto tan especial como Godspell?
Me ha ayudado mucho a la hora de dirigir esta obra. Al final la mochila que uno lleva te sirve para todo. Sea televisión, radio, teatro, cine… toda esa experiencia está en cada proyecto. Al final con el público conectas de muchas maneras, y el teatro es una manera más. Y en la creación, la libertad es fundamental, sino estás perdido. Y en esa libertad entra la posibilidad de que hagas propuestas que se salgan de lo habitual en teatro. En ese sentido, yo he tenido mucha libertad, y aquí la he tenido.
¿Qué crees que hace a Godspell diferente de otras versiones, y de otros musicales?
No tiene nada que envidiar a cualquier otro Godspell que se haya hecho hasta ahora. Ni en cuanto a montaje, puesta en escena, ni diseño de luces, ni de vestuario, dirección de arte… Antonio y yo coincidimos en que somos unos amantes del musical como género. Y ahora hay un talento enorme en nuestro país, así que estamos de enhorabuena. Si tu ves los montajes que se están haciendo ahora en España no tienen nada que envidiar a otras producciones de Broadway, por ejemplo, a nivel cualitativo. Hace 40 años era complicado encontrar, por ejemplo, actores que supieran cantar, bailar y actuar, pero hoy no. Estamos viviendo un momento en el que empieza a haber cierta sensibilidad a la hora de crear musicales, y producciones propias. Hay público que le gusta y productores que invierten en ellos.
¿A qué público va dirigido Godspell?
Yo diría que a casi todos los públicos. Creo que pueden venir a verla desde abuelos, como yo (se rie), como niños de unos 8-10 años, porque ellos también van a descubrir cosas. El teatro, como el cine, es en directo y el hecho de estar unas horas solo centrado en eso, hace que te entre por los poros. Ese momento es tuyo, compartido con las personas que están ahí en ese momento. Y eso es mágico. Por eso yo revindico tanto el directo.
Estás de doble estreno, ya que acabas de escribir un libro juvenil de aventuras, “Telmo Lobo, el misterio del capitán” ¿qué te inspiró a escribir esta historia?
Este libro tiene una carga emocional muy importante, ya que los que han provocado que yo lo escribiera han sido mis nietos. Es una demanda de ellos, y recoge las historias que yo les contaba a ellos por las noches.
Telmo Lobo recuerda en algunos aspectos a clásicos como La historia interminable, La isla del tesoro o Peter Pan, con una mezcla de aventuras, fantasía y literatura clásica. ¿En qué se ha inspirado para crear esta historia y qué influencias han marcado su desarrollo?
Pues yo he bebido mucho de Enid Blyton, Stevenson… porque al final somos lo que leemos, y yo he sudado mucho en Telmo Lobo de todos estos autores clásicos.
En la historia, Telmo y sus hermanos se enfrentan a sus miedos mientras descubren un mundo extraordinario como Etérea. ¿Qué mensaje le gustaría transmitir a los niños a través de estos retos y aventuras?
El mensaje principal que quiero transmitir es que la literatura y el libro es la mejor ventana a la imaginación, que es el mejor medio y que el universo que tú puedes crear es maravilloso, y solo tuyo. Porque los personajes, y las historias que tú leas, serán diferentes de las que lean otras personas. Porque la interpretación y la imaginación es única. Y en estos tiempos yo revindico esa imaginación, y en ella la literatura es fundamental.
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