Entrevista a Hortensia Maeso

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La diseñadora Hortensia Maeso lleva años apostando por la moda de autora en ceremonias, fiestas y eventos, siempre lista para vestir a quienes quieren celebrar.

Hortensia nace en Valencia, en un hogar en el que telares, agujas e hilos eran tema de conversación: su madre era diseñadora y modista, y dirigía su propio taller de costura: una casa ejemplo de lo que se conoce como ‘coser y cantar’.

Referente en la moda de autor, desde su taller diseña piezas que combinan tradición, artesanía y modernidad, para quienes buscan celebrar momentos únicos, es reconocida por su atención al detalle y su enfoque emocional, creando diseños que son historias hechas a medida desde hace casi 20 años.

El pasado 29 de octubre, la DANA arrasó su taller en Picanya, llevándose mobiliario, tejidos, maquinaria, materiales, ordenadores y, también, rutina, paz y proyectos con los que soñaban crecer. El fango había invadido todo el espacio y parecía imposible gestionar tal inmensidad, pero, aunque se ha llevado muchas cosas, no se ha llevado a ninguna de sus ‘capitanas’, ni ha mermado un ápice su capacidad de reinventarse, su persistencia y su talento y, por lo tanto, no se llevará a Hortensia Maeso.

PREGUNTAS

Desde que nos conocemos, eres una diseñadora que vives en continua lucha por tu profesión, por tu condición, por tus ideales… y, ahora, pregunta obligada, la Dana… Lejos de venirte abajo, parece que te multiplicas, ¿tienes un buen equipo?

¡Tengo un equipo genial! Y eso es como tener un tesoro. También debo decir que conseguirlo me ha costado muchos años y mucho trabajo, pero ha merecido la pena. Ahora mismo son el motor que me empuja a seguir, al verlas totalmente volcadas en que nuestro taller vuelva a brillar como antes. (Arturo, no te sientas mal si hablo en femenino), Arturo es el único hombre en la empresa, somos un equipo casi al 100% de mujeres.

¿Encuentras mayor sentido a la palabra solidaridad?

Encuentro un gran sentido en la palabra solidaridad, especialmente en estos momentos que estamos viviendo. La solidaridad ha sido, sin duda, la bandera que ha guiado todo lo que hemos vivido desde el inicio de la DANA. Ver cada día, al llegar al polígono, cómo centenares de personas, como pequeñas hormiguitas, se dirigían a sus destinos de ayuda con palas, escobas y todo lo que habían podido conseguir a la desesperada, es algo que te llena el corazón. Esa imagen de personas unidas, luchando hombro con hombro para salir adelante, es un testimonio del espíritu solidario que ha prevalecido entre todos nosotros.

Mi taller se convirtió cada día en un auténtico punto de encuentro de voluntarios dispuestos a echar una mano. Algunos eran conocidos, pero lo más impactante era ver cómo, incluso aquellos que no conocíamos, llegaban sin avisar, simplemente con el deseo de ayudar. Se colaban con tal de ser útiles, aportando lo que pudieran. Esa actitud desinteresada y la unión de personas de diferentes lugares ha sido algo tan emocionante…

¿Cómo es el diseño actual y cómo era cuando empezaste?

La evolución en diseño ha sido significativa desde que comencé en 2007. Por aquel entonces, para abrirme un hueco en el mercado, me centré en la exclusividad, la creatividad pura, con un énfasis en técnicas tradicionales y materiales de alta calidad. En ese momento en la industria las tendencias se marcaban más lentamente, y el proceso de diseño era un poco más pausado.

Hoy en día, el diseño está influenciado por una rápida globalización. Las redes sociales han transformado la manera en que compartimos ideas y descubrimos nuevas tendencias, lo que permite una rápida difusión y, a veces, una democratización de la moda. También veo una mayor conciencia hacia la sostenibilidad y la ética en el diseño, un cambio muy positivo. La tecnología ha entrado de lleno, desde el uso de materiales innovadores hasta la integración de la moda digital y la personalización.

El diseño de moda actual es muy versátil, rápido y en muchos casos, un compromiso más fuerte con los valores sociales y medioambientales. Sigo apostando por el Slow Fashion, por lo exclusivo, por la calidad, por la no caducidad de las colecciones y por el Made Near.

Te mueves sobre todo entre València y Madrid, ¿qué nos une y qué nos separa?

Madrid y Valencia comparten cosas como por ejemplo la calidez de la gente, ese abrazo invisible que te da la sensación de que, en cualquiera de las dos, puedes sentarte a hablar con un desconocido como si fuera casi un amigo de toda la vida. Madrid es todo ritmo y movimiento, las calles siempre están llenas de gente, hay eventos por todas partes y esa sensación de que siempre hay algo pasando. Valencia, en cambio, es más tranquila, con sus playas y esa calma mediterránea que se siente en el aire. Una te da la energía de la gran ciudad, y la otra te baja un poco las revoluciones con ese ambiente más relajado, pero en ambas te sientes acogido como en casa.

Rincones que te inspiran en València…

Sobre todo en los lugares más cotidianos. Por ejemplo, dar un paseo por el barrio del Cabanyal, y lejos de las calles más renovadas, encontrarte con una esquina donde las casas aún conservan cerámicas de colores. También me fascinan los mercados de barrio, por las conversaciones de los vecinos y el ritmo de la vida local. Son lugares característicos donde te encuentras con muchísimas cosas inspiradoras, distintos aromas a especias, frutas verduras, texturas, personas tan diferentes en un mismo punto de encuentro… València inspira sobre todo en su dualidad, el contraste de la modernidad de la Ciudad de las Artes con los clásicos callejones del barrio del Carmen. ¡Es una ciudad con alma y puedes sentirla allí donde vayas!

¿Cuál es tu proceso de diseño paso a paso?

Después de una larga fase inspiracional donde me empapo de revistas, desfiles, arte, cine… Me vuelco de lleno en mi maniquí. No suelo ponerme a dibujar, ya que siento la necesidad de experimentar con el tejido, como si de una escultura se tratase. Podría decir que cada tejido me habla y me guía… y necesito usar las manos y crear sobre el maniquí.

Una vez tengo hilado en el moulage el diseño, entra en juego mi patronista y juntas acabamos de desarrollar la parte técnica del prototipo. Posterior al patrón y la confección, necesito reencontrarme con el prototipo ya realizado, lo vuelvo a colocar en el maniquí y viene una fase muy divertida, los retoques. Es aquí cuando el diseño se perfecciona para lograr el 10.

Y produces también líneas de comunión, mujer, teens, niña-o, bebé… ¿cómo te convertiste en Súper Hortensia?

¡Pues te diría que fue un camino natural, casi inevitable! Al poquito de cuando empecé a diseñar para comunión, me di cuenta de que había una conexión muy especial con el resto de miembros de la familia. De ahí surgió la idea de expandir lo que hacía, porque cada etapa de la vida merece su propia dedicación, disfrute y magia. Diseñar para bebés, niñas, teens e incluso mujeres ha sido una evolución, una forma de acompañar a las personas en distintos momentos importantes.

A tu juicio, ¿cuál es el outfit perfecto?

Para mí, un buen outfit es una mezcla de elementos que hablen de tu personalidad. No importa tanto la tendencia o el diseñador; lo esencial es que refleje quién eres y cómo quieres presentarte al mundo. Una prenda bien elegida tiene ese poder: puede darte confianza, seguridad y comodidad al mismo tiempo. La clave está en elegir ropa que respire contigo, que no te encorsete, y que, al mirarte al espejo, te haga sentir bien.

¿Qué prefieres, las sesiones de fotos o las pasarelas? ¿Y por qué?

Elegir es tremendamente complicado, cada una tiene lo suyo. Las sesiones son un espacio íntimo, las prendas han cobrado vida y en ese momento es cuando empiezas a redescubrir los detalles de cada prenda. Allí el trabajo desarrollado durante tanto tiempo por fin tiene forma, contamos historias en distintos escenarios.

Pero las pasarelas tienen su propia energía, y es fascinante. Es el directo, el ahora, la gente, los aplausos, las luces, el lugar, los pasos… Ver cómo la ropa respira en las modelos, cómo interactúa con el espacio y cómo se siente la energía del público es algo que me llena de emoción. No podría quedarme solo con una de las dos. Las fotos te permiten reflexionar y crear, mientras que la pasarela es pura adrenalina y conexión con el momento. Ambas son necesarias y emocionantes.

¿Qué echas de menos de aquí cuando estás por fuera?

Hay muchísimas cosas que echo en falta, sobre todo a las personas de mi día a día, mi equipo, mi familia y mis amigos, también echo de menos la rutina de Valencia, los paseos por mi barrio, las terrazas llenas de gente charlando…

¿Te ves diseñando dentro de 20 años?

Sí, siempre digo que nunca me jubilaré. Tengo la suerte de trabajar en lo que me apasiona, para mí diseñar es como un hobbie, creo que nunca podré dejar de hacerlo…

¿Un deseo para estas Navidades y uno para 2025?

Para estas Navidades deseo que toda la gente que ha sufrido de algún modo las consecuencias de la Dana, encuentre un lugar de paz, amor y felicidad, aunque tan solo sea un instante.

Para 2025, deseo que mi atelier vuelva a brillar más fuerte que antes.

10 PREGUNTAS CORTAS

¿Colección de temporada o a medida?

A medida

¿Mejor para vestir: los niños o las niñas?

Los niños

¿De dónde sacas las ideas?

Las ideas llegan de muchas partes, y a veces de los lugares más inesperados. Para mí, la creatividad nace de observar el mundo con ojos curiosos, y sobre todo de reciclar pensamientos. También creo que la inspiración es algo que se trabaja y no que llega por divinidad, muchos libros, ver muchas obras de otros artistas, escuchar realmente las necesidades de las personas y conocer las últimas tendencias, sea para seguirlas o para hacer todo lo contrario.

¿El color rey para 2025?

Tengo la sensación de que será el azul, azul marino, azul cielo… Es un color que siempre encuentra formas de renovarse, adaptarse y que funciona para todos: tiene fuerza sin ser intimidante y elegancia sin ser pretencioso. Nos recuerda al agua, al aire limpio, al planeta que queremos cuidar. Así, más allá de ser una elección estética, el azul será una elección con significado.

¿Qué te gusta más cocinar?

Me apasiona la comida árabe. Mi ex marido era árabe y aprendí a cocinar muchos platos típicos. Me encanta.

¿Y comer a la valenciana?

Ya sabes la respuesta… Nada como una paella valenciana en familia.

¿Qué magia tiene València que tendrían que tener otras ciudades?

Su luz y su familiaridad.

¿Tu mejor cualidad?

Creo que mi creatividad.

¿Tu peor defecto profesional?

Mi falta de concentración podría decir. Soy incapaz de hacer una misma cosa durante un largo periodo de tiempo. Necesito cambiar de actividad y estar en mil y una cosas a la vez.

¿Una película cautivadora?  

Poor Things es una de esas que no te dejan indiferente. Visualmente es un espectáculo: los colores súper vivos, como sacados de un sueño raro, y cada escena parece una pintura, todo súper cuidado. Los escenarios son una mezcla entre lo victoriano y lo surrealista, además el vestuario es increíble. La trama es brutal, con un toque muy audaz y diferente. Es de esas pelis que no solo ves, sino que sientes y te dejan pensando.

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