Joven, dinámica y trabajadora. María Monrabal (Valencia, 1996) tumba cualquier prejuicio pesimista sobre la sociedad contemporánea. Con tan solo 24 años ha publicado su primera novela “Si las princesas hubieran usado Tinder” (editorial Vergara) para hablar sobre la cotidianidad en las relaciones actuales y el amor crudo, sin edulcorantes. Monrabal ha compaginado este proyecto con su trabajo en una agencia de publicidad en Madrid. Aunque agradece la suerte que ha tenido durante el proceso de edición del libro, es consciente del trabajo que lleva detrás y, por ello, cree que es muy importante “aprender a valorarse y reconocer los méritos”, algo que parece tan dificultoso como necesario.
Desde hace varios años, el amor ya no es como se refleja en las películas y novelas románticas. Por ello, el denominado ‘match’ puede ser el inicio de infinidad de historias. De eso trata la novela de María Monrabal: del amor, del interés y desinterés, de la juventud y de los problemas que esta conlleva, del sexo, pero, sobre todo, de la autoestima y de la importancia de valorarse a una misma.
La historia gira entorno a Paula, una joven que se muda a Madrid para buscar trabajo como redactora de moda, pero también respuestas para encontrarse a ella misma. Entre el entramado de Paula conoceremos la historia de otros personajes y las distintas concepciones que se pueden establecer en las relaciones entre estos, un reflejo de la juventud y la revolución en las conexiones interpersonales contadas desde una visión sincera.
¿Será el amor en la era Tinder tan apasionado, romántico y feliz como esperamos? El libro te invita a reflexionar sobre ello.
¿Cómo está siendo la recepción del libro?
Sorprendentemente bien. Es la primera novela que publico entonces no sabía si sacar un título bajo el nombre de una autora nueva pues igual no tenía tanta acogida o pasa un poco más desapercibido, porque entiendo que, además, en novelas románticas hay grandes autoras y es fácil pasar desapercibida y sin embargo sí que pienso que ha tenido buena acogida. Me ha hablado mucha gente para felicitarme y enviarme mensajes positivos y de hecho la editorial ha sacado una reimpresión, que no es una segunda edición, pero sí que se están imprimiendo más ejemplares.
La novela en si no es tan romántica, entonces es verdad que las lectoras que son más fieles a novelas románticas igual en algunos aspectos les choca un poco más, pero yo pensé que tenía que contarlo así. He intentado no caer en los clichés románticos y, alomejor, a una lectora romántica puede no haberle gustado mucho este punto. Pero, en general, los comentarios que estoy recibiendo son muy positivos.
¿Por qué decides a escribir sobre las relaciones?
Este libro lo escribí sin mucha premeditación y estaba en un momento en el que había acabado de leer varias novelas románticas y se me quedó una sensación agridulce, porque a mí no me gusta que nos pinten que las cosas van todo el rato bien, sobre todo en las relaciones creo que no es así. Creo que el amor es muy bonito pero que tiene una parte de dolor o de dudas, de miedos, que a veces no queda tan retratado en ciertas historias que parecen perfectas desde el principio.
Yo tenía en mente escribir sobre algo en lo que todo el mundo pudiese sentirse identificado y alomejor algo que no acaba saliendo de mi ordenador. Me apetecía hacer este ejercicio de escribir una historia de verdad sin olvidar la parte menos idílica del amor, que al final es también retratar miedos, inseguridades. Entonces empecé un poco con la premisa de escribir algo más realista y caí en como se conoce la gente hoy en día. Una de las maneras más comunes, sobre todo ahora en la pandemia, es a través de aplicaciones. Así es como empiezo a forjar la historia, cuando empiezo a escribirla no sabía como iba a evolucionar. A veces siento que los personajes de la historia han ido contando lo que tenía que ir escribiendo lo que tenía que pasar.
La visión realista de la novela se puede contemplar cuando la protagonista asume que en sus relaciones siempre hay un momento de ascenso emocional y luego la ilusión cae, y lo ve como algo normal.
Exacto. Digamos que hay una euforia del principio. A veces pienso que estar enamorado es como estar drogado o haber bebido mucho, que cuando se te pasa, digamos “el pedo”, te das cuenta de que no era tan bonito o igual sí, pero no tan idílico como al principio. Entonces, la fase esta de declive es normal y no pasa nada, y creo que es parte de la relación.
Uno de los ejes centrales de la novela es Tinder. ¿Puede que Tinder haya desmitificado el amor romántico como se ha entendido hasta ahora?
Puede que sí seguramente por el hecho de tener la capacidad de conocer a tan poca gente en tan poco tiempo. Alomejor, antes de que existiesen estas aplicaciones sí que seguíamos los tiempos convencionales: quedo con alguien, si no me gusta quedo con otra persona después de un margen habiendo estado sola. Tinder cambia totalmente el juego en el sentido de que tú tienes acceso a muchas personas, pero en muy poco tiempo y de repente empiezas a entender que hay muchos tipos de conexiones que puedes establecer con personas y no está mal. Alomejor alguien te gusta para tener una relación, otro para ser amiga y con otra no me gustan muchas cosas, pero sí me acostaría con esa persona.
De repente, al tener acceso a tantas personas en un margen de tiempo super reducido, entiendes que hay muchos tipos de conexiones y huyes de los tiempos convencionales para conocer a alguien e incluso también de las relaciones convencionales, que llevaban otros tiempos: hablar, quedar un tiempo, ver hacia donde va eso. Y Tinder lo que hace es cambiar las reglas del juego y tú acabas reorganizando la forma de entender el amor en tu cabeza.
A raíz de llevar un modo de vida más ajetreado, puede que hayamos acudido a una revolución de las relaciones.
Es verdad. Al final antes era más sencillo hacer una única cosa a la vez, en el sentido de ir al trabajo e irte luego a casa. Ahora tengo la sensación de que todo el mundo estudia y trabaja, además de su trabajo tiene un proyecto personal porque el trabajo, por desgracia, no le da para llegar a final de mes. Entonces, tienes que buscar una cosa para los fines de semana, otra para entre semana. Acabas sin tiempo y haciendo las mismas cosas que es una tendencia más a decir ‘¿a quien puedo conocer fuera de mi círculo?’, porque no nos da la vida para conocer a gente nueva, sobre todo ahora que se nos limita más la movilidad. Es una forma natural de querer conocer a gente de tu zona y a ver si alguien me llama la atención.
Con la crisis sanitaria que vivimos, ¿crees que han cambiado las preferencias de los usuarios en Tinder?
Yo creo que sí. Nos hemos pasado tres meses encerrados y la gente, aunque sea por curiosidad en el confinamiento, se ha metido y al final acabas viendo que no es nada del otro mundo, sino que no es más que una aplicación que te abre al mundo. Por eso pienso que sí, que esta situación nos ha llevado a utilizar este tipo de recursos para conocer a gente e incluso los más escépticos se han dado cuenta de que no era para tanto y creo que es algo que cada vez se está normalizando más, sobre todo el hecho de decir “he conocido a esta persona por Tinder” y alomejor hace dos años no tanto.
Al igual que el hecho de publicar en el libro este tipo de relaciones también ayuda a que se naturalicen.
Puede ser. Porque te das cuenta de que no hay solo un tipo de perfil de persona salida que no tiene amigos que solo quiere tener sexo, que alomejor era con lo que se asociaba. No tiene por qué ser así. El mismo tipo de personas que te puedes encontrar fuera de Tinder, está en Tinder. Simplemente estas personas han decidido probar con esta red social, pero como quien se va a un bar con esta intención. No solo hay un perfil concreto para Tinder.
¿Las historias que narras en la novela estaban premeditadas?
Al principio yo pensé que para conferirle más realidad a los personajes debía de partir de personas que yo conociese. No todos, pero hay algunos de los personajes que parten de la personalidad de gente a quien conozco, por eso Paula tiene muchas cosas de mí, aunque no todo. Entonces yo parto de lo que yo más conozco, que soy yo misma para al principio empezar a escribir sobre Paula [la protagonista de la novela]. Al igual pasa con los demás personajes, y esto me sirvió para preguntarme ‘¿qué haría esta persona si le pasase esto o cómo se comportaría?’. Partir de alguien conocido me ha ayudado a conferir realidad a los personajes.
En los últimos años se han publicado obras de muchas autoras jóvenes emergentes, ¿cómo ha sido tu experiencia en el proceso de edición? ¿Has encontrado alguna dificultad por el hecho de ser una mujer joven?
Al ser mujer, por suerte, creo que he encontrado un vínculo muy positivo porque las personas que trabajan en mi editorial y que tienen los cargos importantes en la editorial son mujeres y, por ello, me he sentido muy arropada y cómoda. Y por el hecho de ser joven, alomejor hay alguien que no confía tanto en ti por ello, pero no todo el mundo. En mi caso no me ha cerrado puertas, aunque yo en un primer momento no puse mi edad en el manuscrito que envié a los sellos editoriales, pero no porque no quise sino porque no se me ocurrió. No pensé que fuera importante. Yo empecé esto sin expectativas de lo que iba a pasar después, pero cuando empiezas a ver que sale bien y funciona, te das cuenta de que eres la más joven del sello editorial en publicar ahora mismo y puede que te llegues a sentir un poco pequeña, pero es como un ejercicio personal porque si has llegado hasta ahí es porque han visto algo en ti. Aprender a valorarse y a reconocerse los méritos no es fácil y es algo en lo que estoy trabajando todavía.
Al haber tenido esta experiencia tan buena en tu primera publicación, ¿tienes más proyectos en mente?
Pues sí. Ahora mismo trabajo en una agencia de publicidad y es algo que me absorbe bastante, aunque siempre estoy escribiendo porque es algo que a mí me ayuda en la vida. Espero que lo que llevo entre manos ahora pueda ver la luz pronto, pero no te sé decir, porque soy muy exigente conmigo misma y escribo mucho para mí. Hasta este libro no me había dado el paso de publicar y ojalá pueda sacar algo en un futuro.