El estrés juega un papel muy importante en el sobrepeso. Te contamos por qué.
El estrés y el sobrepeso están íntimamente relacionados
Todos sabemos en teoría lo que nos hace engordar, es bastante simple: si ingerimos más calorías de las que quemamos, engordamos.
Pero, ¿qué es lo que nos hace comer en exceso? ¿Por qué en ocasiones sentimos una ansiedad que no podemos frenar y nos obliga a comer alimentos altos en calorías y que realmente no necesitamos? Porque además, no es que nos pida precisamente alimentos saludables para satisfacerse, sino que siempre va a los que más calorías y grasas tienen: chocolate, bollería, patatas fritas, etc.
En esa ansiedad que nos supera y no podemos reprimir, el estrés juega un papel clave, ¿por qué?
El estrés y el sueño
El estrés modifica nuestro ritmo de sueño, y a su vez produce un desequilibrio en los niveles de azúcar, lo que nos lleva a un aumento de la sensación de hambre, transformando el hecho de comer en una vía de escape emocional, que nos aportará una sensación momentánea de satisfacción.
Con el paso del tiempo, además de aumentar nuestro peso, acumularemos depósitos de grasa nada saludables que pueden conducirnos a una diabetes tipo 2 y otro tipo de patologías relacionadas con el exceso de peso.
Cómo afecta el estrés a los niveles de azúcar
En personas que no padecen estrés, los niveles de azúcar en la sangre aumentan al comer, y si es una persona sana, rápidamente se regulan y vuelven a la normalidad.
Sin embargo, en personas afectadas por estrés, los niveles de azúcar en la sangre tardan mucho más en volver a la normalidad, llegando incluso a tardar unas seis veces más que en un día libre de estrés.
Esto sucede porque cuando nuestro cuerpo está estresado, entra en modo alerta, en ese momento pasa a liberar glucosa para proporcionar energía a los músculos, para que estos estén preparados por si fuera necesaria una reacción rápida, pero, si finalmente no necesitamos tal energía, el páncreas procederá a liberar insulina para reducir los niveles de azúcar en sangre y así hacer que vuelvan a la normalidad.
En en ese momento, cuando los niveles de insulina aumentan y comienza a reducirse el nivel de azúcar, el cuerpo dispara esa sensación de hambre, y la forma más rápida de saciarnos es con carbohidratos azucarados que nos facilitarán glucosa de rápida absorción.
Por lo tanto es una cadena viciosa que debemos mantener bajo control para evitar acumular energía que no utilizamos y que únicamente nos proporcionarán más kilos de peso y más problemas.
Para que te hagas una idea, esta misma sensación seguro que te resulta familiar haberla sentido cuando pasas una mala noche y has dormido muy poco, el cuerpo te pide constantemente comidas y no precisamente de la saludable.
Entonces, ¿cómo puedo reducir y controlar el estrés diario?
Te vamoa a facilitar ciertas estrategias para poder regularlo y tener controlado el estrés en los límites saludable.
Una de las formas de controlarlo es utilizando técnicas de respiración, meditación u otros métodos que nos proporcionen un momento de sosiego en el que nuestro cuerpo pueda liberarse del estrés.
Hay múltiples técnicas de respiración, una de ellas puede ser la siguiente. En posición de pie, sentado o recostado, lo que te resulte más relajante:
- Comienza inhalando tan profundamente como puedas, por la nariz, sin forzarlo, hasta contar hasta cinco lentamente.
- Luego, exhala suavemente, por la boca, hasta contar hasta cinco.
- Realiza está respiración de tres a cinco minutos
La práctica de ejercicio físico regular es una opción que debes tener muy en cuenta y añadirla a tu forma de vida, los beneficios principales que obtendrás son:
- te ayudará a regular el estrés y la ansiedad,
- mantendrás el peso bajo control,
- te mantendrá en buena forma física,
- sentirás que tienes más energía para afrontar el día a día,
- será un momento de evasión de tu rutina diaria,
- te ayudará a dormir mejor.
Así que ya sabes, para evitar esa ansiedad que te ataca y te obliga a saltarte tu dieta diaria saludable, procura mantener el estrés controlado.