Hace poco leía un artículo que decía que cada vez somos más los españoles infieles y quedan menos relaciones que duran. Que existen muchas aplicaciones para ligar y que eso da pie a que las relaciones sean menos fieles.
En 1995, el Centro de Investigaciones Sociológicas publicó una encuesta sobre los usos y costumbres de los españoles. En ella, el 90% de los encuestados declaraba que jamás había sido infiel a sus parejas. Es más, el 84% ni siquiera lo había deseado. Tan solo un 15% de los hombres y un 3% de las mujeres confesaba haber sido desleal a la pareja. 13 años después, la última encuesta de la que tenemos constancia, la de 2008, mostraba que el porcentaje había aumentado sensiblemente; en concreto, un 26,8% para ellos y un 8,2% para ellas.
El instituto IPSOS publicó hace unos años que el 30% de la población española es infiel y que el 10% más ha intercambiado mensajes picantes con otras personas.
¿Qué necesidad tiene el ser humano de hoy, para intercambiar mensajes picantes con la única diversión o entretenimiento de pasar un buen rato?
¿No es más fácil encontrar esa visión de picardía en la persona que tenemos día a día y que nos acompaña?
Personalmente siempre he creído en el amor, en todas sus formas, amistad, de pareja, de madre a hijo. Que estoy convencido que debe de haber por el mundo perdida alguna persona hecha para nosotros, que si por casualidad no encontramos a la persona adecuada durará menos o más. Pero cuando la encontramos es para toda la vida. Para hacernos feliz y hacerle feliz a esa persona.
Que si, que es cierto, que cada día más tenemos acceso a muchas redes sociales, a ciertos lugares cibernéticos “prohibidos” que hacen que tengamos más facilidad para mantener relaciones esporádicas.
Pero puede ser que esas redes sociales donde previsiblemente nos metemos para conocer a personas que no nos aporten nada conozcamos a alguien verdaderamente inteligente y que nos aporte tanto o más que las personas que hasta ahora hemos conocido de una manera totalmente aleatoria y fría. Puede llegarnos a pasar que en alguna de las aplicaciones de contactos que están tan de moda ahora mismo, conozcamos a la persona que pienses que nos completa los días. Que nos hace darnos cuenta que fue una buena decisión entrar en dicha aplicación.
Que existen personas que realmente merecen la pena y completan la vida que hacía mucho tiempo buscabas y que por casualidad ha aparecido en tu vida.
Por lo que las redes sociales están bien si las sabemos utilizar, si sabemos cómo utilizarlas, y sabemos para qué están hechas, no para ser infieles sino para la única opción de crear una relación ya sea de pareja o de amistad para gente que le cuesta más hacerlo.
Pero ahora me pregunto, ¿Dónde han quedado esas primeras citas de largas conversaciones? ¿Dónde han quedado esas citas con el chico con una rosa para sorprender a la chica y viceversa?
No tiene por qué ser amor de pareja, puede ser amor de amistad, puede ser ese amor incondicional de una madre a un hijo, de un hermano a una hermana, puede ser ese amor de una persona a su mascota, en definitiva, hay millones de forma de querer.
Hace poco me encontré a una chica llorando desconsoladamente sin decir nada a nadie y sin que nadie se le acercara, me acerque yo y me senté sin, simplemente pensaba que tenía la necesidad de que alguien le hiciera compañía. Por la necesidad que tiene el ser humano de ser atendido en momentos de debilidad.
La chica me miraba asombrada con el único pensamiento de saber que hacia un chico de camisa blanca y americana azul sentado a su lado sin decir absolutamente nada más que estar ahí.
Al pasar poco más de 35 minutos en silencio se giró hacia mí, me sonrió y me dio las gracias. Me dijo que su pareja le había sido infiel y que no había posible solución. Inmediatamente lo primero que se me pasó por la cabeza fue decirle que no necesitaba decirle nada porque había sido un placer haber visto después de tantas lagrimas una sonrisa sincera.
Me levante, le dije que no había necesidad regalar las lágrimas que estaba tirando a una persona que en realidad pensaba egoístamente y que sonriera por todas las personas que están cerca.
Con esta pequeña anécdota que me paso ayer quería demostraros que el artículo de infidelidades es una historia incompleta, porque en realidad, muchas de las historias que más tenemos y que menos valoramos son las que tenemos más cerca, una amiga o un amigo nos puede dar todo el cariño necesario para cubrir esa necesidad de cariño que tiene el ser humano.
Tengo claro que al final del camino que nos toque vivir acabaremos solos o con pocas personas que nos acompañen en ese trayecto vital, pero si durante la etapa que nos toca formar una pareja, una amistad, una relación al fin y al cabo somos capaces, de ser y crear una relación sincera y de fidelidad eterna, si cuidamos a los que a diario nos cuidan seremos capaces de obtener esa paz interior que tanto necesita el ser humano y esa felicidad eterna que daremos a la persona que nos acompaña.
Para acabar, quería dar mi opinión sincera con respecto al tema de la infidelidad, si uno es infiel es porque algo falla en la pareja, porque algo verdaderamente no funciona o no va bien, algo se ha roto, lo que unía a esa pareja ya no es igual. Si definitivamente lo que no “tenéis en casa no os da lo suficiente que requerís en vez de buscarlo fuera de la relación, sed sinceros con la persona que tenéis enfrente contadle la situación y a vivir cada uno su vida sin dañar a la otra persona.
Bo*