El humorista barcelonés nos alegró la tarde en La Rambleta con su espectáculo “La radio de Ortega” y como nos encanta su manera de hacer humor y compartimos su pasión por la radio no pudimos resistirnos a charlar con él sobre su vida en las ondas.
¿Qué es la “La radio de Ortega”?
Básicamente es un programa de radio normal y corriente en el que de pronto empiezan a darse situaciones fuera de lo común. Me llama gente a la que le pasa de todo, desfilan muchos referentes de la radio de toda la vida y durante las publicidades del programa hablo con el público, que entrar así a formar parte del espectáculo. Es un show totalmente nuevo y que todavía ha cambiado más a raíz de la pandemia, porque cuando lo hice no había pasado nada de todo ésto y he introducido muchos elementos nuevos relativos a ella.
Sabemos que eres tú poniendo voces pero aún así nos partimos con esas llamadas y situaciones subrealistas. ¿Por qué nos hacen tanta gracia?
Porque son situaciones que aunque no son reales podrían serlo perfectamente e igual en algún lugar, en algún momento han ocurrido si no igual, sí muy parecido. De hecho casi todos mis gags surgen escuchando la radio seria en la que de manera sorpresiva alguien empieza a contar algo que te choca y rompe todos los esquemas preestablecidos.
Tus gags están casi siempre protagonizados por gente mayor, a los que se nota que tratas con mucho cariño y siendo parodiados nunca caen en la rediculización ¿Cómo lo consigues?
Me gusta mucho que sea gente de más de 50 años porque me ofrece más credibilidad. Cuando te habla un anciano, te paras a escuchar porque lo que te cuenta no es una opinión, es una convicción basada en la experiencia y el conocimiento de haber vivido mucho. Una persona mayor no duda, en cambio un joven te dice una cosa ahora, luego con una copa la contraria o te suelta una trola directamente y se queda tan pancho.
¿Cómo te parece que se les está tratando en esta pandemia?
Partiendo de la base de que creo que se les está tratando y atendiendo mejor que nunca, hay una cosa que me indigna y es que en los medios siempre se hable de la gente mayor en tercera persona, dirigiéndose solo a los jóvenes y nunca a ellos directamente, como si fueran tontos o no estuvieran escuchando o viendo la tele. Esa exclusión en el trato me parece algo ridículo e insólito.
Amas la radio, ¿cuándo surgió el flechazo?
Desde siempre, desde súper pequeño, mis primeros recuerdos son del sonido de la radio, no recuerdo una época en la que no oyera la radio. Los nombres de los locutores los aprendí junto a Miliki y Fofito. Desde mi infancia conozco a Gabilondo, Del Olmo, Julio César Iglesias, Alejo García… son parte de mi vida porque en mi casa se ha escuchado siempre la radio.
Pues es raro porque yo de pequeño siempre recuerdo estar delante de la tele, pegado a la caja tonta todo el día…
Quizá fuera porque mi madre cosía con la radio puesta y muchas veces la tele estaba apagada y la radio sonando de fondo, mientras yo jugaba con mis indios de plástico. Ese sonido antiguo de la onda media, las voces, se iba colando en mí. Seguramente que si en mi casa no se hubiera oído la radio me dedicaría a otra cosa.
¿Y de pequeñito ya sabías que querías trabajar en la radio o surgió luego?
Desde siempre lo tuve claro, es una cosa que no me gusta decir porque me da rabia la gente que presume de una vocación temprana, me da como cosa, pero yo la tuve, es verdad, qué le voy a hacer.
¿Tienes alguna manía antes de ponerte delante del micro?
El 90% de mi trabajo lo grabo en el estudio de mi casa y entonces la única manía que tengo es estar totalmente vestido como si estuviese en una oficina. No puedo grabar en pijama, en bata o en zapatillas, tengo que estar vestido como si estuviese en la radio rodeado de gente, y calzado. De hecho tenía una novia que quería que me descalzase en su casa y me compré unos zapatos que solo utilizaba en su casa: “le dije, ok me descalzo pero quiero otros zapatos para ponerme solo aquí”.
Siempre has hecho humor pero este verano te vimos al mando de un programa magazine con un carácter distinto, ¿te has notado extraño?
¡No! ¡Qué va! Al contrario. Es lo que más me gusta, de hecho este verano he hecho este programa magazine que se transmite en la SER y me pidieron también el programa de fin de año y yo dije: “¡ya era hora de que me pidierais un programa de radio normal que no sea humor!”-risas-. En el fondo mi primera vocación fue hacer radio con un magazine como Gabilondo. Lo de humor vino después.
¿Cómo surgió lo del humor? ¿Estabas haciendo programas serios pero te salía la vena humorística?
Sí, al ser muy solitario de pequeño, en casa grababa mis cosas e intentaba hacer programas de radio y me hacía una voz, la otra voz, hacía entrevistas… Y mientras lo estaba haciendo dije “joder, no me puedo tomar muy enserio esto que estoy haciendo”, y empecé haciendo un pequeño sketch, luego otro y otro. Surgió así, porque la vocación de humorista no la he tenido nunca.
La radio es inmediatez y que participe el oyente, que es algo que también tenemos en las redes sociales, pero sin embargo te has desencantado de ellas, ¿por qué?
Me desencanté sobre todo por la agresividad. Hay cosas magníficas, es evidente, pero no me gusta la fiereza de las redes. Tuve una cuenta de twitter que borré porque no soportaba los comentarios, no referidos a mí, sino a todo en general, hay mucha mala leche. La gente contenta no lo expresa tanto pero la gente enfadada sí. Me cabreé con todo esto y dije fuera, no me interesa la gente discutiendo todo el días y la noche de política, fútbol… son como sectas que cada uno lucha por defender a su líder.
También ocurre un poco en la radio, porque yo por las mañanas voy zapeando y con el trocito que pongo a Los Santos voy de mala leche el resto del día…
Es cierto pero a mí me pasa una cosa curiosísima y es que en la radio soy capaz de desconectar de la ideología del locutor y disfrutar de cómo lo está diciendo, quiero decir, yo oigo a Federico Jiménez Losantos en podcast por las noches pero no escucho el contenido, lo que está diciendo, sino que escucho la manera en la que hace radio. Sí oigo las opiniones, las asimilo de fondo, tanto de derecha como de izquierda, y las intuyo pero me fijo solamente en la estructura, no sé porque soy capaz de separarlo totalmente. Y te diré que Jiménez Losantos también es capaz de hacerte reír, es un tío que tiene un humor brutal. Haciendo radio es una máquina. Hay que separar el contenido del continente.
También pasa con Iker Jiménez, yo soy súper científico y no me va nada lo paranormal pero lo escucho como periodista y como comunicador y disfruto de esa parte de él. También es importante intentar aprender de aquellos cuyas opiniones son contrarias a las nuestras.
Ahora que estamos hablando de grandes nombres de la comunicación, tu has trabajado con Julia Otero, Sardá, Quintero, Gemma Nierga… ¿qué tienen todos en común para ser quienes son?
Todas las personas con las que he trabajado es gente a la que admiro, en mi vida he tenido facilidad para trabajar con quien he querido. Si me gustaba Quintero, mandaba un fax a Radio América de Sevilla, me presentaba un día allí… y trabajaba con él; con Otero, también. Me ha resultado muy fácil trabajar con quien he querido. No es que haya terminado admirando a la gente con quien he trabajado, es que ya los admiraba previamente y luego he trabajado con ellos.
Lo que tienen en común es que saben hacer bien su trabajo, su oficio, cada uno en un registro diferente, no tienen nada que ver unos con otros, son distintos, pero tienen su estilo propio muy bien pulido y lo saben hacer mejor que nadie.
Me has comentado que sueles escuchar podcast por la noche, ¿temes que el podcast acabe con la radio tradicional, un poco lo que está ocurriendo con la televisión a la carta?
Miedo no, de hecho lo celebro. Sé que eso va a ocurrir y me parece magnífico, no es la muerte de la radio es una metamorfosis, ¡la radio nunca ha estado tan viva como ahora! Hubo una época en que la radio la oía todo el mundo, gente joven y gente mayor, porque no había otra cosa. Luego pasamos a una época de crisis que la radio la escuchaba solo la gente más mayor y los jóvenes estaban en internet, pero surgieron los podcast y ahora ya tenemos de nuevo, como hace años, a todo el mundo oyendo programas de radio. Es la primera vez desde hace 30 ó 40 años que la radio vuelve a ser oída por jóvenes y mayores, y esto ha ocurrido gracias a los podcast. Da igual que les llamemos podcast, es radio. Eso es magnífico, la radio ha vuelto a tener la importancia que tenía antes de la aparición de las redes, y ha sido también gracias a las redes.
Me alegro que me digas eso porque Grupo Hello Valencia va a saltar a las ondas este mes de febrero con SOUL Radio en el dial 109.1 de FM. Una emisora con una programación diferente y muy fresca. ¿Crees que estamos un poco locos por emprender esta nueva aventura con los tiempos que corren?
No, no, para nada ¡es fantástico! Ahora eso sí, todo lo que hagáis en vivo colgarlo luego en podcast y mucha gente os escuchará también después, pero eso es magnífico, me parece genial. Yo creo que es el mejor momento para hacer radio. Hace 10 años hubiera sido más difícil pero ahora es brutal y la radio os servirá como excusa para los podcast.
Hay muchas emisoras de radio que yo no podría oír jamás sin internet, emisoras municipales de Cuenca, de Valencia que a mí no me llegan porque vivo en Barcelona, pero que las oigo ahora porque hacen programas chulos y me los descargo en podcast. Conozco programas de radios locales de Valencia como ‘A Ciencia Cierta’ de CV Radio, gracias a los podcast. Eso es maravilloso, es una flipada.
Como un tío la radio de toda la vida, ¿algún consejo?
Como único consejo no hagáis nada postizo a cada uno de vosotros. Que cada uno de los que hagáis un programa no intente hablar de cosas que le sean remotas o lejanas, que cada uno hable de cosas que realmente le interesan y ya está, y eso engancha. Si a uno le gusta la ciencia, que hable de ciencia, y aunque le gusten cosas un poco raras, que hable de esas cosas raras. Lo que funciona ahora y es un grupo de gente, que en lugar de debatir, que por turnos cuenten cosas interesante, eso en los podcast funciona súper bien. Yo si tuviera una emisora de radio haría un programa o vario de este tipo: cuatro amigos que saluden y por orden cada uno cuenta algo que le ha entusiasmado. Eso es muy bonito y no hay nada mejor en radio que contar historias.
Y se adapta muy bien al buscador de podcast por temáticas, ¿no?
Exacto, yo creo que lo que funciona siempre es una persona contando una buena historia sobre una temática particular. Porque desde que existe la humanidad lo que ha embelesado a la gente y lo que hace que la gente flipe es oír a alguien que te cuenta una buena historia, y si la cuenta bien da igual el tema. Por eso, el consejo que yo daría es contar con gente que cuente cosas interesantes y bien contadas.