Larga vida a la lámpara Tolomeo

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lámpara Tolomeo

Dentro del apilado universo de los muebles y entre las cajas de características a la hora de etiquetar un hogar,  la elegancia y sobriedad suelen ser una compra segura. El menos es más y ese más nunca es menos. Una idea que se puede embalar en la filosofía de los 90 en la decoración según la firma italiana Artemide con ‘’The Human Light”  que se basaba en utilizar la luz para mejorar la calidad de vida de las personas. La búsqueda de la comodidad en su totalidad. Pero algo tan atemporal como la sobriedad de la que hablamos puede moverse por los distintos huecos y espacios que vamos dejando en nuestro hogar a través de la modernidad o de un clasicismo escueto según nuestra selección de las demás piezas que le acompañan.

Porque de esta corriente de pensamiento acuñada por la firma italiana y de la que surgieron piezas icónicas como la lámpara Copérnico nació la lámpara Tolomeo. Ideada, diseñada y ‘’alumbrada’’  por Michele De Lucchi y Giancarlo Fassin en 1986. Ambos creadores partieron de la reinterpretación de las típicas lámparas que se utilizaban en la época de la industrialización. Un destello hecho idea, la idea hecha forma. Lámparas prácticas, eficientes y sobrias. La búsqueda constante de una pieza que dirigiera la luz de forma más precisa. Surgiendo la Tolomeo, que perfecciona y actualiza ese concepto.

Quizás me arriesgue al especular que el nombre de la lámpara proviene del astrónomo Ptolomeo y su teoría geocéntrica, que situaba a la Tierra en el centro del universo, y a los astros, incluido el Sol, girando alrededor de ella. Una metáfora en donde el eje principal de estudio, cuidado y optimización sea el ser humano, y todo aquello que le rodea e ilumine(como esta lámpara) gire en torno a su propia realización y experimentación.

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