Durante el verano, las hormonas se revolucionan y es que el efecto solar, hace que aumenten los niveles de testosterona, por lo que el apetito sexual es mayor. Además, existen unas sustancias que controlan la sensación de placer, llamadas serotonina y endorfinas, que pueden aumentar por estímulos como la alimentación, el ejercicio físico y la luz solar. Por lo que en verano, la liberación de dichas hormonas se produce de manera natural.
Hay estudios que apuntan que las personas que tienen una producción superior de feromonas, resultan más atractivos sexualmente y las relaciones íntimas resultan más intensas y más placenteras.
Pero, además de este aumento del deseo sexual, se le ha de añadir que, por lo general, se tiene más tiempo libre, menos estrés y por supuesto toda una selección de parajes excitantes donde el agua es uno de los protagonistas para mantener relaciones sexuales.
Algunas encuestas sobre sexología afirman que el 30% de españoles ha practicado sexo en la playa en alguna ocasión. El agua es un elemento refrescante que estimula y facilita las sensaciones de placer. Estar totalmente desnudos, cuerpo contra cuerpo bajo el agua del mar es, sin duda, una experiencia erótica para vivir.
Otro rincón imprescindible para experimentar sexo en la playa, es la arena acompañada con el ruido del mar de fondo, ideal para practicarlo de noche. En este caso, toca olvidarse de toda esa arenilla que se colará por todos los rincones, simplemente hay que dejarse llevar para poder disfrutar de este momento indescriptible.
Si , por lo contrario, eres de los que prefiere la montaña y unas vacaciones de camping, la tienda de campaña de otro de los lugares donde no puedes dejar de tener sexo con tu pareja. Disfruta de los ruidos de la naturaleza, y de un espacio pequeño y translúcido, un entorno distinto que incrementará el morbo y la pasión.
Las duchas de madrugada puede ser otra de las excusas perfectas para compartir en pareja, una experiencia sexual veraniega que no puedes desaprovechar.
Si estás en un hotel con jacuzzi, estás en el lugar perfecto para relajarte con un baño de burbujas, mejor si lo compartís desnudos. El sexo en este entorno propicia un efecto antagónico entre la tensión sexual y el impacto relajante de las burbujas.
No obstante, no es necesario irte hasta una habitación de hotel, pues una azotea, la brisa y un paisaje de estrellas basta para atraer una refrescante experiencia sexual.
Aún con todos estos rincones ofrecidos, si prefieres un elemento más tradicional como es la cama, no olvides de aderezarlo con aceites aromáticos, geles de sabor, anillos vibradores e incluso introducir en el juego el consolador como un componente más en la intimidad.
Algunos estudios confirman que consumimos más productos eróticos durante los meses de verano que en otra época del año. Esto se debe a que tenemos más tiempo para practicar sexo y buscamos salir de lo cotidiano para poder saborear una excitación diferente repleta de espontaneidad, improvisación y novedad, en definitiva, un factor sorpresa.