Hablamos con el cineasta valenciano Paco Plaza, que estrena su último trabajo “La abuela”, una terrorífica reflexión en la que plasma el miedo común al envejecimiento y el paso del tiempo. Toda una vida dedicada a darnos sustos.
Con esta esperada película regresas al cine de terror, ¿es este el género donde mejor te encuentras?
Si, me gusta estar encasillado como director de cine de terror porque es lo que más me gusta, “Quien a hierro mata” fue un paréntesis porque me encantó el guión cuando me lo pasaron y no quería perder la oportunidad de trabajar con Tosar, era un proyecto al que no podía decir que no.
Siendo de Valencia, una ciudad con tanta luz, color, alegría ¿Por qué el terror?
Bueno, Valencia también es muy “dark” (risas), es luz y color por fuera pero hay muchísima oscuridad, no hay más que leer a Blasco Ibáñez. En el colegio leí “La barraca” y me acuerdo que eran descripciones muy gores. Precisamente esa apariencia de luz te acaba deslumbrando para no ver la oscuridad que hay debajo.
Nunca has rodado una película en Valencia, ¿te veremos pronto hacerlo?
No lo descarto, de hecho es algo que va a pasar, llevo tiempo intentándolo y creo que por fin va a ocurrir próximamente.
Entiendo que te fuiste a Madrid para buscar la senda del cine que en aquella época no había en Valencia.
Sí, en aquella época estaba la cosa floja por aquí, así que decidí irme a probar suerte a la capital, donde parecía que se gestaba todo.
Con parón incluído y retraso del estreno de la película ¿Cómo ha sido rodar en estos tiempos de pandemia?
No ha sido muy diferente de lo complicado que ha sido para cualquier persona mantener su actividad. Todos nos hemos tenido que acoplar de una manera u otra, ha sido complicado pero nada extraordinario. En nuestro caso la película se paró durante cuatro meses y el momento más angustioso fue la incertidumbre de si íbamos a poder retomar la grabación o no.
¿Es “La abuela” una terrorífica reflexión sobre el sueño de la eterna juventud? ¿Cómo la definirías?
Si, es una pesadilla común que tenemos del intento en vano de perpetuar la juventud y la belleza que son dos cosas intrínsecamente transitorias. Me parece algo pueril el intentar evitar algo que por definición es fugaz en vez de asumir con dignidad el paso del tiempo, el prepararnos para el tránsito hacia otra vida.
¿Por qué hablar del miedo a la vejez?
Yo creo que todas las pelis son autobiográficas, eso no significa que estés contando tu vida sino lo que te preocupa. Cuando hice “Quien a hierro mata” pasé mucho tiempo en geriátricos conviviendo con ancianos y de alguna manera esta convivencia me hacía reflexionar sobre mi propia actitud con los mayores, hacemos muchos chistes pero en realidad deberían ser el centro de atención de nuestra sociedad. Pienso que esos pensamientos que tenía rodando aquella peli fue lo que hizo que trasladara todo eso al formato de un cuento de terror y contar una historia alrededor de este concepto.
¿Crees que tenemos miedo a los cambios, a la soledad?
Si, es uno de los miedos principales que todos tenemos, a que no nos quieran, a estar solos.
Hablando de la sociedad actual en la que vivimos, con la rapidez de la inmediatez por conseguir las cosas, sobre todo por parte de la juventud ¿es tan narcisista y hedonista?
Yo pienso que sí, lo que no sé si es la sociedad más narcisista o es que ahora es más visible ese narcisismo por ejemplo por las redes sociales, no se si es porque antes no lo expresaba nadie o porque ahora tenemos más escaparates donde mostrarlo.
¿Cómo ves el cine español en estos momentos?
Nunca he sido un gran analista de la situación. Pienso que el cine español, desde que yo trabajo en ello y desde que soy espectador, que es desde mucho antes, no tiene mucha diferencia de cualquier otra filmografía en la que se producen películas estupendas y otras que no son tanto. Cada año hay películas extraordinarias que van a quedar en la memoria y dentro de veinte años recordaremos y otras que no, esto pasa en España, en Francia y en cualquier parte del mundo.
¿Y el cine en salas?
Para el cine en salas estamos en un momento muy crucial, sobre todo, después de la pandemia y del incremento masivo del uso de plataformas para consumir cine, estamos completamente en el meollo ahora. Hay gente muy pesimista y otro tipo de gente que piensa que determinadas películas seguirán consumiéndose en sala. Yo en ese sentido pienso que el cine de comedia y el de terror se disfruta mucho más la experiencia en la sala y por eso creo que va a pervivir.
Febrero es el mes de los Goya, la fiesta del cine español y además este año se celebran en Valencia, ¿Qué te parece esta iniciativa?
Espero que sirva para atraer los ojos de la industria a una región que tradicionalmente no es puntera en el sector audiovisual cuando debería serlo. Tenemos técnicos estupendos, unas localizaciones brutales, más horas de luz que en ningún sitio, una climatología y una gastronomía estupenda, unos atractivos turísticos brutales. Por eso espero que este momento sirva de gran respaldo para Valencia.
En 2018 obtuviste varias nominaciones a los Goya como mejor película y director por “Verónica” ¿Qué piensas de los premios?
Pienso que los premios no son importantes hasta que te los dan. Es un reconocimiento, especialmente los Goya, muy bonito porque son los compañeros de la academia los que reconocen tu trabajo y es un orgullo cuando pasa.
¿Tienes alguna predicción acerca de los Goya?
Mi predicción era “Espíritu sagrado” y no la han nominado, es mi película favorita del año, creo que es la más interesante que he visto en años. Creo que deberían haberla nominado a Director Novel, es una película de las que dentro de diez años nos seguiremos acordando de ella.
¿Eres supersticioso? ¿Tienes algún tipo de ritual?
La verdad es que si (risas). Cada película la simbolizo en un anillo que me pongo, es mi compromiso con la película, a veces he llegado a llevar hasta tres a la vez. Más que un amuleto es el símbolo de ese compromiso con la película y cuando considero que la he terminado lo tiro a un río para que se la lleve y la película tenga su propio recorrido.
Creo que a veces vas de incógnito al cine a ver tus películas
Sí, yo lo considero muy interesante. Se aprende mucho viendo al espectador, notas perfectamente donde está enganchado la peli o donde no. También engaña mucho porque cada pase es distinto, a veces te hace dudar de si has cambiado la peli de un pase a otro, lo que hace llorar a unos a otros no, es un poco desconcertante.
El guión de la película es de Carlos Vermut, otro gran director, ¿Cómo fue esta colaboración?
Carlos y yo somos íntimos amigos y nos contamos todos lo que hacemos. Yo estaba atascado con el guión y él me dijo que tenía varios meses libres en los que podía hacer una versión. A partir de la primera versión que hizo empezamos a trabajar juntos, atinó completamente.
¿Cómo ha sido trabajar con Vera Valdez y Almudena Amor? Dos actrices que están increíbles.
Es un placer, no sabría describirlo. Ha sido una peli muy especial e intensa, la incertidumbre de la que te hablaba antes hizo que nos uniéramos mucho. El trabajo de Almudena es increíble, está en cada plano, en cada escena y eso al final provocó una simbiosis entre nosotros dos.
¿Qué es lo que más miedo te da?
La realidad en todas sus vertientes, solo me siento a gusto en un cine viendo algo de ficción porque cuando enciendo la tele y veo las cosas que pasan pienso: “madre mía”, me dan ganas de no tener tele y refugiarme sólo en el cine.
Como buen valenciano ¿Paella o arroz al horno?
Ahí me has tocado (se rie). No puedo elegir, el “arròs al forn” que hacía mi abuela era acojonante pero la paella también me gusta mucho. Me estoy lanzando mucho a la “fideuà” últimamente también.