Ambas empresas han creado un banco de datos a gran escala para comprender cómo se puede transformar la forma en que usamos textiles reciclados.
IKEA y H&M se han encaminado de la mano para avanzar con un objetivo común, utilizar únicamente materiales 100% reciclados y otros de origen sostenible para 2030. Para poder lograrlo, en 2019 iniciaron un estudio a gran escala, el cual analiza el contenido químico en textiles reciclados. La finalidad de dicho estudio es aumentar el conocimiento, superar los desafíos y estimular la transparencia química en toda la industria.
Datos obtenidos en el estudio
Durante el análisis de residuos de algodón, lana y poliéster postconsumo procedentes de diferentes regiones del mundo, el 2,5% de los puntos de datos mostraron detecciones indeseables, pero menos del 1% de los puntos de datos excedieron los límites de AFIRM RSL, la Lista de sustancias restringidas. Las muestras de poliéster postconsumo tenían la mayor variedad de sustancias detectadas. En las muestras de lana postconsumo, casi todas las muestras contenían al menos una sustancia que no cumplía con los límites de dicha lista.
La clave para conseguir esa circularidad dentro de la industria textil y de la moda de cara a 2030 consiste en abordar la presencia de productos químicos heredados y productos químicos peligrosos en materiales reciclados.
“Solo a través de la colaboración de la industria y una metodología de evaluación de peligros transparente y armonizada para todos los productos químicos y materiales, podemos ser proactivos y asegurar productos seguros y sostenibles para un futuro textil libre de tóxicos”, asegura Linn Farhadi, gerente de Proyectos de Textiles Reciclados en H&M Group.