HAY PERSONAS QUE PASAN POR LA VIDA DE PUNTILLAS, SIN PENA NI GLORIA. NO ES EL CASO DE VALENTÍN HERRAIZ. MAESTRO MAYOR DEL GREMIO ARTESANO DE SASTRES Y MODISTAS DE LA COMUNIDAD VALENCIANA, INSTITUCIÓN QUE PRESIDIÓ Y RENOVÓ CREANDO EL RECONOCIDO PREMIO AGUJA BRILLANTE, ES UNA LAS GRANDES FIGURAS DE LA MODA EN NUESTRO PAÍS Y CREADOR DE LA PUBLICACIÓN OXXO, ENTRE OTROS CIENTOS DE AVENTURAS PROFESIONALES Y PERSONALES QUE VALENTÍN SIEMPRE HA EMPRENDIDO CON VALENTÍA, ARROJO Y, SOBRE TODO, MUCHO AMOR. EL MES DE CUPIDO LO CELEBRAMOS CON VALENTÍN.
Como buen Valentín celebras muchísimo San Valentín y cada año te vemos en redes con un vídeo declarando tu amor al mundo.
¡Claro! Desde hace 6 años lo hago, porque el amor es lo más importante de la vida.
¿En tu casa se celebraban mucho los santos?
Muchísimo y las Navidades también.
Hay gente que le está perdido el gusto a estas celebraciones porque dicen que se han vuelto demasiado comerciales…
También es comercial, pero hay que celebrarlas igual porque lo más importante de la vida es el amor y quien mejor que Valentín para celebrar San Valentín. Es una fecha bonita para hacer regalos y en la civilización que vivimos es verdad que se ha hecho muy popular y comercial, pero sea como sea siempre hay que celebrar el amor.
¿Cuál ha sido el gran amor de tu vida?
¡Mi amor eres tú! -risas-. La moda ha sido realmente mi gran amor y sigue siendo mi gran pasión porque por ahí canalizo toda mi creatividad, mi energía, mi inspiración, mi motivación… Todo mi mundo está metido ahí, tanto personal como profesional. La moda es mi amor.
¿Cuándo te llegó el flechazo por la moda?
Lo he llevado siempre, recuerdo ser muy pequeñito y gustarme hacerle trajes a las muñecas de mi hermana. A lo largo de mi infancia me sentí marciano, porque claro a los niños de mi edad les gustaba el fútbol y esas cosas y yo me veía rarísimo, no entendía porqué me gustaban otras cosas.. Era un niño y por entonces nadie te contaba nada, tú no sabías nada y no entendías qué pasaba.
¿Tu familia te apoyó en ese sentido?
Por supuesto, dejaban que en casa tuviera mis cosas para hacer trajes de papel para las muñecas y muñecos, le cortaba el pelo a mi hermana y sus amigas y cosas así -risas-, ¡tenía problemas con sus mamás porque les cortaba las trenzas! Tenía muchas historias por lo mismo de siempre, porque yo quería practicar y entrenar y no se entendía del todo.
¿Nunca has tenido un desamor con la moda?
Sí, hubo una época que me parecía demasiado superficial. Fue hace unos 30 años, estaba recién instalado en la Calle de la Paz, después de mi viaje sabático de 3 años. Cuando vuelvo a Valencia, me entra un bajón… Pero fue muy corto porque de repente tuve una experiencia con varias clientas que estaban muy enfermitas, una por ejemplo tenía un cáncer terminal y se casaba su hijo y vino a encargarse el traje ayudada, no tenía fuerzas para nada, pero le hice el vestido y se veía tan guapa, tan bien que salía nueva, era otra persona. Al verse guapa y verse bien, le subía el ánimo, se curaban de alguna forma sus problemas. Como decía Oscar Wilde en El retrato de Dorian Gray: “Salva más almas un traje que todas las religiones del mundo”.
¿Esa supuesta superficialidad se borró de inmediato al ver cómo la moda puede cambiarle el estado de ánimo de la gente?
Sí, al ver que la moda era sanadora. El verse guapo, el cuidarse, el quererse es muy sanador.
¿Has sufrido mucho por amor?
Mmm… no. Siempre he tenido relaciones largas.
¿Y duelos muy largos, por tanto? Imagino que si le das tanta importancia al amor al desamor también.
Sí, también. El amor es super chulo, cuando estás enamorado es una cosa super bonita.
Pero cuando dejan te…
Bueno la verdad es que a mí nunca me han dejado. Siempre he sido yo, siempre.
Porque te desenganchas, te desenamoras, se te gasta el amor de tanto usarlo o ¿por qué?
Porque como todo el amor tiene un proceso, tiene una subida y una bajada, entonces yo que sé, se va…. Como depende de dos personas, si ves que una relación está estancada o que la otra persona está cogiendo otro camino que ya no te gusta, pues cuanto antes termine mejor.
Si no tienes problemas en poner fin a una relación, me queda claro que no tienes miedo a la soledad. Hay personas que no saben estar solteras.
Sí, la mayoría, pero a mí me gusta estar solo, aunque al final nunca lo estoy.
¿Te está afectando esta situación de pandemia en el ánimo?
No, no, a ver me está afectando en que no puedes estar completamente feliz si tu mundo no es feliz ¿sabes? Pero no es desánimo, al revés, me siento inspirado, con ganas de trabajar, de crear riqueza, más compromiso, todo más. Pero también es triste porque las circunstancias son tristes, y hay muertes y es muy caótico y muy dramático todo, pero yo lo pongo todo en manos de Dios.
El nombre de tu tienda es Valentia y no es casualidad. Siempre has sido muy valiente y atrevido. Cuando te han propuesto algo te has lanzado, ¿no sientes vértigo al salir de tu zona de confort? Valiente Valentín de Valencia.
Salgo muchísimo de mi zona de confort, siempre he sido valiente y muy lanzado. Me he metido en todos los ‘fregaos’ que me ha apetecido, porque me encantan las aventuras profesionales.
Pero cuando de jovencito te propusieron ir a la mejor escuela de costura del mundo en Londres te quedaste, ¿por qué?
Dije que no porque ya estaba trabajando con Francis Montesinos en aquella época y estaba metido de lleno en la industria de la moda. Vino al taller una periodista del The Daily Telegraph, que además era directora del Saint Martins College, vio como dibujaba y me propuso ir a Londres a estudiar. Yo era un niño, tendría 16 ó 17 años como mucho y pensé, ¿para qué me voy a ir fuera a estudiar si estoy trabajando ya? Trabajaba con la industria número uno del país, haciendo tejidos, tejanos, zapatos, viajando por todo el mundo… ¡haciendo de todo! No me iba a dejar todo eso para ir a estudiar, ¡yo ya sabía lo que quería!
“Siempre hay una lección hasta en las malas experiencias”
¿Si volvieras atrás te irías?
Hubiera sido una bonita experiencia pero no me arrepiento.
¿Nunca te arrepientes de nada?
Nunca me arrepiento de nada. La vida te va llevando por tu camino y siempre hay algo que aprender, siempre hay una lección hasta en las malas experiencias.
¿Y por qué dejaste de trabajar con Francis Montesinos?
Dejé de trabajar con Francis por problemas económicos, y no solamente porque no me pagó un dinero que era mío, es que me dijo que no me lo merecía. Y entonces le dije, tranquilo ya no vamos a tener más problemas de dinero, a partir de ahora no cuentes conmigo, y así acabó.
Uff, qué mal rollo. Pues luego habréis coincidido en mil ocasiones a lo largo de la vida. ¿Habría un poco de tensión en el ambiente?
Sí y no solo eso, es que Francis me ha estado poniendo la zancadilla por todo el país. En todos los lugares que él estaba provocaba que tuvieran que elegir entre él y yo, y claro él era Francis Montesinos. Pero eso pertenece al pasado, ahora ya no lo quieren en ningún lado porque tiene muy mal prestigio y ya lo conocen en todo el país.
Si lo sé no pregunto…
Pues eso, ¿para qué preguntas? -risas-. Si me preguntas, yo te contesto.
Es que pensaba que me ibas a decir que para emprender tu propio camino o algo así, pero se agradece la sinceridad. De todos modos vamos a cambiar de tema que si no esto va a parecer Sálvame Deluxe y no es cuestión. ¿Cuál dirías que es tu sello personal como modista?
Hay muchas cosas, por ejemplo, el patchwork es muy mío, los bordados, la artesanía, el punto a mano, las novias, la costura artesana, el dibujo, la pintura, la escritura… Pero va por temporadas, porque he hecho de todo, cuando llegué a la Calle de la Paz hice mucha costura, porque todas se querían casar, ahora estoy con las mascarillas que también han sido un boom y gustan mucho. Son muy bonitas, están homologadas, protegen y son respetuosas con el medio ambiente. La FPP2 y las quirúrgicas llevan microplásticos y están saliendo al mes miles de toneladas de los mares, porque no se desintegran. Yo me arranqué tarde con las mascarillas, pero ese fue el motivo fundamental que me animó, el hacer algo bonito y biodegradable.
Ahora estoy también muy interesado en los pijamas, la ropa de casa y de cara al verano y las vacaciones, prepararé ropa, complementos y mobiliario para la playa.
Ahora que está tan de moda el teletrabajo, ¿podrías hacerle un vestido de novia a una chica sin verla?
Es difícil, pero todo es ponerse.
Tendría que ser por videollamada y larga, porque tus vestidos son muy personalizados. Tienes que verla, conocer sus gustos, su personalidad…
Además sabes qué pasa, que es un trabajo muy creativo y hay que hacer cambios hasta el último momento, porque yo tengo un taller de costura artesana. Pero se podría hacer con un buen equipo tecnológico de cámaras y todo eso.
¿Alguna vez te ha pasado de hacer un traje a una mujer y cuando se lo has puesto decir, no te veo con él y cambiarlo?
Sí, alguna vez, pero muy pocas.
Hay modas que sientan como una patada en el trasero y parece que a la gente le da igual. ¿Somos víctimas de la moda?
La moda pasa de moda, pero el estilo jamás, eso es de Coco Chanel y es verdad. Uno tiene que saber qué es lo que le favorece y aunque el peluquero o el modisto te intente convencer, no ceder. Queremos estar favorecidos ante todo, por eso yo digo siempre que hay que ser fiel a tu estilo. En una boda la novia es la protagonistas y si metes la pata con el traje, no disfrutas de tu día y luego las fotos son mortales.
Cuando pasa el tiempo se verán disfrazadas, ¿no?
Sí, dices, pero qué horror, cómo yo iba vestida así.
¿Cómo podéis los pequeños costureros competir con las grandes firmas?
Por la artesanía, porque hacemos diseños personalizados y son trajes exclusivos. El gran lujo es tener algo único. Ahora hay mucho dinero, hay muchas mujeres muy ricas en países árabes, en China, en Rusia, en India… entonces ahora las mujeres de la jet set quieren algo que solo tengan ellas y Prada, por ejemplo, por más caro que sea es que hay demasiados iguales.
Y tantas falsificaciones…
¡Esa es otra! A parte las falsificaciones y lo imitados que están. Entonces llevar algo único es el auténtico lujo: un vestido, una joya… Yo hago solo piezas exclusivas, no hay dos iguales de nada.
¿Todo lo que haces lo confeccionas en tu taller?
Sí, todo está hecho aquí, en Valencia y en España, porque uno de mis principios y de mi compromiso es crear riqueza aquí. Hemos tenido una gran industria textil y tenemos maquinaria de última generación porque nosotros hemos sido los chinos de Europa que copiábamos todo. Aquí hay máquinas que se están actualizando y están diseñando cosas muy originales, aquí en Valencia mismo y también en Castellón y Alicante.
¿Los 70 y los 80 fueron tan locos como creemos?
¡Sí! Fueron muy locos pero sobretodo creativos, ahí empezó todo, la música, la moda, el diseño. Era todo nuevo y los jóvenes tomaron importancia. Fue una explosión de creatividad tremenda y era en todos sitios, aquí, en Londres, en Nueva York y en todo el planeta. Había movidón joven, joven. Todo de golpe ¡boom!, las drogas, la liberación sexual…
Ahora parece que esté todo inventado.
Un poco sí. Entonces había una creatividad original que ya no es posible, porque antes no había nada y empezamos a crearlo todo.
El sector de los eventos está atravesando su peor momento, ¿cómo lo estás llevando tú que eres tan social?
A pues yo fenomenal -risas-, porque yo ya he tenido muchos eventos en mi vida y me lo he pasado muy bien en su momento. He estado en Miami, en Los Ángeles, en Nueva York, en Madrid, en Berlín, en Bali, en Tarifa, en Ibiza, en San Francisco, en París, Buenos Aires… En todos los sitios en su momento de mayor esplendor.
“Un buen abrazo es una maravilla. Es medicina, es curativo”
¿Crees que volverán los eventos, los besos y los abrazos como los conocimos o cambiará la forma de relacionarnos?
Hombre sí porque a todos nos gusta reunirnos, nos gusta lucirnos, relacionarnos, compartir y la complicidad de los gustos. Los besos y abrazos también pero más selectivos, lo que me encanta, porque yo siempre estaban dando besos y abrazos a todo el mundo y decía ¡pero si yo no quiero a tanta gente! -risas-.Hay que ser más selectivo. Ahora eso sí, un buen abrazo es ¡una maravilla! Es medicina, es curativo.