Egipto faraónico

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Viajar a Egipto es realizar un viaje al pasado. Un viaje a la tierra de los dioses, de los faraones, de los mamelucos. Y conocer los secretos de una de las civilizaciones antiguas más importantes de la historia.

Y es que visitar las imponentes pirámides de Giza, el templo de Abu Simbel, el Valle de los Reyes, o navegar por uno de los ríos más largos del mundo, el Nilo, es algo que nunca olvidarás.

El grandioso Cairo

Comenzamos nuestra ruta por su capital, El Cairo que, además, es la ciudad más importante del país. Con casi 20 millones de habitantes, es también la más poblada de África. Y eso lo demuestran los cientos de personas, coches y motos que ves a diario cruzando sus caóticas calles. Porque si algo define El Cairo es eso precisamente. Su caos. Sobre todo en el intenso tráfico y en sus inexistentes señales. Y es una de las razones por las que merece la pena dedicarle unos días para adentrarte en su bullicio, sumergirte en su ambiente y disfrutar de su inmensidad. Además de sus sorprendentes monumentos, conocerás su cultura y forma de vida.

Es obligatorio perderse por su calles, sobre todo por la famosa Al-Muez, donde se encuentra uno de los complejos arquitectónicos más imponentes del Cairo islámico o viejo, el del Sultán Qalawun y visitar uno de los mercados más vivos y excitantes del mundo, el de Khan El Khalili, donde regatearás en cada una de sus tiendecitas hasta encontrar verdaderas gangas.

Su museo, ubicado en la mayor plaza pública del centro de la ciudad, la plaza Tahrir, que se ha convertido en todo un icono, es el más importante de este estilo a nivel mundial y contiene tesoros como la máscara de Tutankamón, la Triada de Micerinos o la Estatua de Kefrén.

Pero si algo puedes ver en El Cairo son numerosas mezquitas y lugares de culto. Una de las más importantes de la ciudad es la de Hussein y, aunque no es posible visitarla, merece la pena pasear por la plaza donde se encuentra, Midan Hussein, para verla desde el exterior y observar la vida que contiene. La Mezquita de Al-Ahzar, que se encuentra en la puerta del mercado, es una de las más bonitas y la segunda universidad islámica más antigua del mundo.

Otros de los imprescindibles de El Cairo son la imponente Ciudadela, donde la impresionante y monumental Mezquita de Alabastro observa la ciudad a sus pies, la de Al Nasser, edificada en tiempos de los mamelucos, o el Barrio Copto (cristianos egipcios), donde se alzan la Iglesia de Santa María, la de San Jorge, la de San Sergio y San Baco, o la Sinagoga Ben Ezra.

Las pirámides de Giza

Por mucho que te lo cuenten, no se puede expresar lo que es tener delante a una de las maravillas del mundo. Rodeadas de su infinito misterio, se encuentran en la Meseta de Giza (a 18 kilómetros de El Cairo) no solo los monumentos más importantes de Egipto, sino también los más antiguos del mundo. Las Pirámides de Giza (Keops, Kefrén y Micerinos), construcciones funerarias que se edificaron bajo las órdenes de faraones de diferentes dinastías, se alzan imponentes en lo alto de la ciudad. Su interior es claustrofóbico y atrayente al mismo tiempo y, rodeando sus faldas, se puede contemplar toda su grandeza. Además, es impresionante ver atardecer desde las numerosas terrazas que hay enfrente de ellas.

Aparte de las de Giza, en Saqqara se encuentra la Pirámide Escalonada de Zoser, considerada la primera pirámide del mundo, y a unos 40 km de El Cairo la pirámides de Dahshur, consideradas las mejor conservadas de todo Egipto.

Crucero por el Nilo

El Nilo es uno de los ríos más famosos del mundo y un imprescindible en cualquier ruta por Egipto es pasar dos o tres días en uno de los muchos cruceros que salen desde Luxor hasta Aswan (o al contrario)  y de esta forma visitar los increíbles templos que se encuentran casi rozando sus orillas. Conocer la necrópolis de el Valle de los Reyes y contemplar el Templo de Karnak, de Luxor, de Edfú, el de Kom Ombo o el imprescindible Abu Simbel, maravillarán todos los sentidos de quien sepa vislumbrar su esplendor. Navegar por sus aguas y sentir su poder es liberador y te llena de una paz transformadora.

Gastronomia

Entre tanto museo, arte y cultura, serán muchos los momentos en los que el estómago rugirá pidiendo las delicias que los puestos de comida local ofrecen las 24 horas del día. Y es el paladar de cualquier sibarita gastronómico se rendirá ante platos tradicionales como el Hummus bi tahina, (garbanzos en puré con pasta de sésamo), el Babba ganoush (crema de berenjena), Kofta (Albóndigas de carne enrolladas sobre un pincho de madera o de metal), Mahshi (verduras al horno rellenos de arroz y hierbas aromáticas), el Koshari (pasta, salsa de tomate, arroz, cebolla caramelizada, ajo, lentejas, garbanzos), Falafel (croquetas de garbanzos, especias y hierbas aromáticas), o el Shawarma (bocadillos rellenos de carne, ensalada y salsas). Y de dulce también va la cosa y es que el Kanafeh (pastel de fideos de semolina y queso cremoso a fuego lento), y el Baklava (hojaldre relleno de pasta de frutos secos) es la forma perfecta de acabar una comida egipcia, junto a su popular té y su café turco.

          

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