‘El secreto del orfebre’ está basado en la novela de Elia Barceló, ¿Cómo fue adaptar esta historia al cine?
Olga Osorio: Ha sido un proceso muy fácil y natural para mí. La historia que se relata en el libro me resultaba muy atractiva: el amor, el misterio, la fantasía… Siento que la escritora y yo resonamos en la misma frecuencia. Así que simplemente fui rellenando los huecos; la escritura suele ser más elíptica, pero en el cine es todo lo contrario: tienes que mostrarlo todo. No quería ser desleal con la novela, pero al ser un proyecto que lleva mi nombre, siempre buscas darle tu propio toque y adaptarlo a tu estilo personal.
Con esta película regresas al cine después de ¡Salta! y tiene un registro distinto. ¿Cómo ha sido la dirección en esta ocasión?
Olga Osorio: Bueno, en esencia siento que es la misma película, pero mientras una habla del amor entre hermanos, la otra se centra en el amor romántico. Ambas abordan temas similares, aunque con enfoques distintos. En esta ocasión, la dirección ha tomado un rumbo diferente, sobre todo por el tono. Esta película bebe más del cine clásico, de películas como Vértigo, Rebecca, entre otras. Son películas que me hicieron enamorarme del cine, con ese glamour, frases grandilocuentes, vestuarios elegantes… Un cine más poético, onírico, con una atmósfera distinta, casi etérea.
¿Qué os atrajo de vuestros papeles y cómo fue el proceso de meteros en la piel de los personajes?
Zoe Bonafonte: Para empezar, estamos en un momento sociocultural en el que cualquier trabajo para un actor es bienvenido. Partiendo de esa base, recibir un papel así es un privilegio absoluto, porque no pasa todos los días.
Enzo Oliver: Además, el guion era una auténtica locura. Nos dijimos: “pero esto no se hace en España… Esto es más el tipo de película que harían los americanos”. El reparto también era espectacular. Ya sabíamos quiénes iban a ser nuestros compañeros y pensamos “se vienen cositas”. Cuando nos fueron revelando quiénes estarían al frente de cada departamento, fue aún más emocionante.
Zoe Bonafonte: Pero, sobre todo, en cuanto lees una historia tan diferente y te das cuenta de que no es un romance convencional, sientes ganas de formar parte de ella.
Compartís reparto con actores de la talla de Mario Casas y Michelle Jenner. ¿Cómo ha sido trabajar con ellos? ¿Alguna anécdota del rodaje?
Enzo Oliver: En general, fue una experiencia muy enriquecedora porque todos íbamos en la misma dirección y entendíamos la historia que estábamos contando. Hubo una gran conexión entre el elenco y creo que hicimos un buen trabajo.
Zoe Bonafonte: Algo curioso con Mario es que ambos abordamos los personajes de forma muy sensorial: pensábamos en detalles como a qué huelen, qué comen o qué rutina tienen. Incluso creamos playlists para cada uno y su relación. Era gracioso vernos siempre con los cascos puestos, totalmente inmersos en la música.
Tu actuación en El 47 te valió una nominación al Goya. ¿Cómo viviste ese momento?
Zoe Bonafonte: Fue un momento muy especial, y sobre todo, intenté quitarle peso para disfrutarlo más. Entendí que mi trabajo ya estaba hecho y que ganar o perder no era lo importante, sino el privilegio de estar nominada. Fue una experiencia preciosa que me ha traído muchísimos amigos y buenos momentos. Desde el principio decidí que quería pasármelo bien, sin agobios ni presión. De hecho, llegué tan tranquila a la gala que los periodistas me preguntaban si no estaba nerviosa. Pero lo veía así: estarlo no iba a cambiar nada y quería disfrutarlo porque no sabía si volvería a vivir algo así.
¿Cómo ha sido el trabajo con Enzo y Zoe? ¿Y con el equipo técnico? Especialmente con Marc Miró (dirección fotografía), ya que la fotografía es espectacular.
Olga Osorio: El equipo es de primer nivel, y el trabajo que ha hecho Mark es exquisito. Tiene una sensibilidad especial que se nota en cada plano. Es una película visualmente preciosa. Él viene del mundo de la publicidad y eso se refleja en su gusto estético. Además, el trabajo de vestuario es impresionante. Ayer, hablando con Alberto Valcárcel, comentábamos que el vestuario en Madrid, por ejemplo, está hecho completamente a mano. Incluso hay detalles que no estaban en el guion, como cuando el personaje de Michelle tiñe su ropa. Fue una idea de Alberto, que desarrolló un trasfondo para su personaje, dándole un gusto especial por el color.
La música te transporta a esas emociones nostálgicas. ¿Cómo ha sido el trabajo con Lau Nau?
Olga Osorio: La compositora es finlandesa y ha hecho un trabajo precioso, con una atmósfera mágica y onírica que mantiene perfectamente el tono de la película.
Zoe Bonafonte: El diseño de producción también es impresionante, cuidando cada detalle con una delicadeza extraordinaria. Lo mismo ocurre con maquillaje, peluquería y arte; todos los departamentos han estado a un nivel altísimo, y eso se nota en el resultado final.
Olga Osorio: Al final, cuando cada persona aporta su visión y su sentido de la belleza, el conjunto se vuelve aún más especial. Muchas veces, en el cine, lo visual pasa a un segundo plano en favor de lo naturalista, pero en esta película quisimos recuperar ese rigor estético del cine clásico. De hecho, Alberto me preguntó directamente: ¿Hasta qué punto podemos hacer que esto sea bello? Y la respuesta fue clara: Todo lo bonito que podamos.
El paso del tiempo y los recuerdos son protagonistas en la película. ¿Cómo trabajasteis para transmitir esa sensación de nostalgia y reencuentro?
Olga Osorio: Al final, es un concepto muy poco lineal, más parecido al cine asiático, donde el tiempo no siempre es una secuencia lógica, sino algo más abstracto. También tiene que ver con la idea del renacer, de que todo se transforma y se recicla.
Si tuvieras que describir El secreto del orfebre en una frase para aquellos que aún no saben si verla, ¿cuál sería?
Zoe Bonafonte: Para mí, la película también trata sobre el concepto de la persona correcta en el momento equivocado, algo muy moderno y contemporáneo. Además, hay frases preciosas que reflejan la esencia de la historia, como “Sal de Ítaca, que el mar también es tuyo” o esa reflexión sobre que si quieres una flor, la arrancas y te la llevas, pero si la amas, la dejas crecer y desarrollarse. Es un amor más libre, más moderno.
Enzo Oliver: Yo acabaría recitando esto: “De niño, te conocí entre mis sueños queridos. Por eso cuando te vi reconocí mi destino”.