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Reportaje

                       El calor y la sandía



































       antonio Vergara




              ay pocas frutas tan valencianas y  Desgenettes, en su libro Historia médica del ejército de
              mediterráneas como la sandía. Ahora, en  Oriente, no traducido al español, escribió que las sandías
              primavera, nada hay más refrescante que  salvaron a los soldados de Napoleón  de la sed y el
              comerla a bocados, o en un plato, troceada,  hambre. Es más, atracaron masivamente, sin pagar nada
      Hluego del almuerzo; o inclusive, cuando se  (antecedente del asaltante andaluz de supermercados
      tiene sed, a mitad de la tarde; o después de cenar una  Sánchez Gordillo) los huertos egipcios para proveerse de
      caragolà a la luz de la luna de Valencia.  la cucúrbitacea; agua, más vitaminas A, B6 y C.

      Fueron los árabes quienes la introdujeron en Europa.  La sandía no es una fruta muy sápida. No lo es porque fue
      Hoy mismo, esta cucúrbitacea es la fruta nacional de  creada por el Sumo Hacedor únicamente para aplacarles
      Egipto y Turquía. Donde hace calor y aprieta la sed, reina  la sed a sus criaturas humanas. Y también para que
      la sandía, aunque el país sea republicano, dictatorial o  los niños y los adolescentes de antaño jugáramos con
      monárquico (porque el 92% es agua). Todavía hay gente  ella, a los postres. ¿O no es verdad que entonces nos
      sectaria que encuentra sabores distintitos entre unas y  divertíamos lanzando sus pepitas a los vecinos de mesa,
      otras. Así, tendríamos la sandía republicana de Francia, la  presionándolas con los dedos índice y pulgar?
      monárquica de España y la dictatorial de Egipto.  Desde hace años no abundan las pepitas o ciertas
                                              variedades de sandía carecen totalmente de ellas. Es lo
      De todos es sabido, igualmente, que el barón  políticamente correcto. Ha habido literatos apologistas de
      Desgenettes, un médico, acompañó a las tropas de  la sandía y también detractores. En el primer caso, Pablo
      Napoleón Bonaparte en su campaña de Egipto. A nadie le  Neruda publicó Oda a la sandía; en el segundo Josep Pla
      pasará desapercibido que en este país el calor es inmenso.  escribió que “es agua convertida en tejidos vegetales
      Los más eruditos aseguran que la sandía es natural y  sin consistencia”.
      aborigen del desierto africano de Kalahari.




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