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Reportaje
Gato por Liebre
Antonio Vergara
as costumbres, los hábitos y las culturas A la sazón, como no había tantos expertos en
culinarias son muy diversos, y por tanto no alimentación -la mayoría me producen una risa
las acepta cualquiera, salvo las personas a paternalista-, yo no sabía lo que era el “favismo”. Como
quienes no le parecen “raras” o no formen todavía estaba en enseñanza primaria, creía que el
L parte de su dieta alimenticia. A menudo “favismo” era un insulto dirigido a los más fabas (torpes,
se ignora el efecto pernicioso de ciertos alimentos, tontos) de la clase. Años más tarde, leyendo un prospecto
aunque uno considera que el placer está por encima de farmacéutico de los laboratorios Magriñá (Barcelona),
dietética dominante, que, por otra parte, cambia según supe que el “favismo” es una enfermedad relativamente
los médicos, los investigadores y las multinacionales de rara que desencadena el consumo de habas o alubias
la alimentación. Hay médicos y sesudos dietistas que (“Vicia faba”). Afecta más a los hombres y a las personas
cobran de las empresas elaboradoras para convencernos (mujeres) con deficiencia de la enzima glucosa-6-fosfato-
de que, verbigracia, el ternasco no posee grasa ni calorías, deshidrogenasa, presente en los glóbulos rojos. Si a usted
o que dos vasos de vino para desayunar ayudan a reducir le sobra esta enzima o la puede adquirir en el mercado
el índice de mortandad entre los varones mayores de 98 negro, siga comiendo habas en los bocadillos de “blanc i
años. negre amb faves”.
En primaveras, los guisantes y las habas están en su Hablemos un poco de la cocina del gato y del perro,
mejor momento. Los guisantes, particularmente sin son que la hay. También se enmarca en las costumbres y los
del Maresme de verdad (se falsifican), pequeños, dulces hábitos alimenticios de los seres humanos. Y en el hambre
y guisados con un poco de cebolla caramelizada, un que generan situaciones límite. Según una leyenda muy
chorrito de vino, butifarra de perol y hierbabuena, son pretérita, de origen árabe, el gato doméstico actual fue
una delicia incomparable. He de lamentar que en Valencia el fruto de una pasión antinatural morbosa que sintió un
no sepan guisarlos así en los restaurantes. ¡Qué error, mono por una leona. Puede que nadie se imagine a un
qué inmenso error!, como exclamó Ricardo de la Cierva mono montando a una leona, a no ser que se fueran de
cuando el rey don Juan Carlos I nombró a Adolfo Suárez excursión y hubieran perdido el último autobús a la selva.
presidente del Gobierno (¡qué gran acierto!) en 1976. Salvo en Australia, ha habido gatos domésticos en todo
el mundo. El dicho popular de “dar gato por liebre” tiene
Idéntica maravilla son las habas. No así los michirones, un claro origen culinario, tanto es así que, como publicó
habas secas en estado comatoso. Mi madre -hay la prensa en su momento, años setenta del siglo XX,
que remontarse siempre a la madre, de lo contrario hubo un restaurante muy popular en Cataluña, adonde
estamos perdidos en la existencia- las compraba tiernas iban centenares de personas en peregrinación (laica, por
y pequeñas. Las ponía, en crudo, en una cazuelita supuesto) a comer su afamado “conill a la brassa amb all i
con aceite de oliva, cebollita y unos pocos ajos tiernos oli”. Los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (y de
troceados. Las cocía con el fuego del Gas Lebón al la Alimentación Honrada) descubrieron que el conejo no
mínimo, y les añadía, para perfumarlas, hierbabuena eran tal, sino hámster. “¡Qué tiernecito está!”, exclamaban
fresca. los infelices clientes. Lo malo es que el all i oli casi siempre
les salía muy mal ligado.
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