Page 90 - Hello 213
P. 90

Reportaje

       Antonio Vergara



         Arroces secos

         y Salvador Gascón



                   anuel Martínez Curt, en su folleto  receptáculo propio, la paella, no la “paellera”, como
                   titulado “El arroz valenciano, su  erróneamente leemos; la “paellera” es la mujer que
                   riqueza y gastronomía” (1976),  guisa la paella), una teoría más o menos ecuménica
                   escribió que “tenemos unas treinta  defiende que la mayoría de los arroces secos, sean
      M variedades de arroz”. Se quedó  o no “la” paella canónica, se pueden cocinar en
                   muy corto porque al año siguiente,  paella o cazuelas planas de barro (para introducirlas
      el erudito y correcaminos Francisco G. Seijo Alonso,  en el horno). En las hondas, también de barro, muy
      publicó “Cien recetas de arroz típicas de la Región  populares-transmiten un determinado regusto-, van los
      Valenciana”, recopilación de diversas y variadas  arroces caldosos o melosos. Actualmente, como es de
      fórmulas de cocinar esta gramínea (alimento universal,  dominio público, hay receptáculos culinarios fabricados
      desde Vietnam hasta Andalucía), recogidas, a pie de  con materiales ajenos al barro que no comunican
      obra (de cocinera generalmente) en numerosos pueblos  retrogustos a vasijas de “in illo tempore”. La cuestión
      de la geografía valenciana.             es que un arroz puede ser seco, caldoso o meloso.
                                              Depende de la ecuación caldo / agua / intensidad del
      El autor incluía recetas que, en rigor, no son de arroz,  fuego. Salvo la paella y lo arroces cocidos en el horno,
      aunque contengan arroz, caso de los pimientos rellenos  siempre secos. Porque hay un muy popular arroz
      de arroz –y otros ingredientes-, o del “llegumet”,  caldoso de pollo, conejo y verduras que, a simple vista,
      pariente de las ollas (de arroz).       resulta que es una modalidad, caldosa, de la paella,
                                              siempre seca por su ADN. La Comunidad Valenciana
      Lo científico y lo lógico es hablar de arroces, no de  es el inmenso granero de la cultura culinaria del arroz.
      paella ni de otras recetas elaboradas con esta gramínea  Y Salvador Gascón fue uno de sus más incansables
      a  quienes  se  le  adjudican  apellidos,  y  nombres,  defensores.
      justificados solo por los borbotones de sentimentalismo
      localista o “particularismos”, según la lúcida expresión
      de Joan Fuster. Nadie es el ombligo de nada, o bien
      porque todo el mundo es un ombligo, o porque,
      tal como escribió Álvaro de Laiglesia, “Todos los
      ombligos son redondos”. Unos más bonitos que otros.
      Existe un texto (1957), de Rafael Coloma, donde se
      lee que “la fama de las paellas la tiene Valencia, bien
      es verdad, pero yo he de confesar que la alicantina me
      gusta más que la valenciana. Y el que se enfade por ello
      es tonto de remate”. Esta tontería se publicó en el libro
      “Viaje por tierras de Alicante”.

      Ante afirmaciones taxativas y faltas de sentido común
      como la de Coloma, debemos procurar que jamás
      llegue la sangre al río a causa de una discusión sobre
      la paella sí o la paella no. Aunque, bien mirado, es
      conveniente que el personal se entretenga con estas
      polémicas arroceras y así, efectivamente, no llegue la
      sangre de verdad al río, las ciudades y las montañas.

      Aunque cada cual es libre de elegir el recipiente para
      guisar los arroces secos (salvo la paella, que tiene su


      90 hello
   85   86   87   88   89   90   91   92   93   94   95